Automóviles reales y animados en The Simpsons

La familia amarilla más famosa de la TV y sus vínculos con el cosmos automotor.

Interés General | conduciendo | 21/06/2012 | Compartir

Aunque dibujados e intangibles, los Simpson también aceleran sobre cuatro ruedas. Con más de veinte años en la pantalla, en la exitosa comedia no faltan las referencias al cosmos automotor, cuyos motores, parte integral de argumentos costumbristas, rugen en diversos capítulos de la serie.

 

Si bien muchos de los automóviles animados parecen ser obra de la imaginación de los dibujantes, otros son fieles representaciones de modelos reales. Algunos ejemplos: Homero compra un Cadillac 1964 que transforma en ambulancia; el famoso payaso Krusty acelera en un bello Porsche 911; Apu, el dueño de la tienda de la ciudad, es visto a bordo de un vehículo de claras similitudes a un Pontiac Firebird Trans Am; un hombre muy alto es burlado por conducir un pequeño Volkswagen Beetle; e incluso aparecen vehículos históricos como el Ford T propiedad del anciano y poderoso Charles Montgomery Burns.

 

En otros casos, las referencias a las marcas y modelos no son explícitas, aunque sí existe una mirada sobre la industria. Veamos algunos casos en un par de capítulos muy recordados. 

 

Ya en la escena de presentación, la cual mantiene una esencia casi idéntica desde 1989 hasta la actualidad, podemos ver a Homero, el padre del clan, con las manos al volante de un sedán color rosado; y también a Marge, la madre, junto a la pequeña Maggie sentada en su butaca para bebés, acelerando a bordo de un anaranjado station wagon, el cual frena raudo en el garaje del hogar. En ambos casos no es posible establecer un vínculo directo con desarrollos automotores reales -de hecho no poseen logotipos en sus carrocerías-, aunque es válido decir que éstos representan el típico vehículo de la familia estadounidense.

 

Un capítulo que muchos de los fans recuerdan con detalles es el que tiene como protagonista a »Canyonero», un SUV de gran tamaño en color rojo. Homero compra este automóvil motivado por una publicidad televisiva, pero pronto comprende que se trata de un modelo ideado para mujeres, por lo cual pasa a manos de su esposa de azulina cabellera. En verdad, tal como se afirma en »Wiki Simpsons» (suerte de enciclopedia comunitaria de la serie), se trata de una parodia al furor por este tipo de vehículos en Estados Unidos en la década del noventa. Finalmente, los Simpson terminan prefiriendo sus dos viejos automóviles estacionados en la puerta de su hogar, antes que al poderoso (aunque poco seguro) »Canyonero».

 

Otro recordado capítulo nos muestra a Homero procurando diseñar el automóvil ideal para el norteamericano promedio. Esto ocurre luego que su hermano de Detroit, un importante ejecutivo automotriz residente de la meca de la industria, le ubique en tal posición dentro de la ficticia »Powell Motorscar». La tarea termina resultando en un gran fracaso: Homero diseña un vehículo inútil cuya máxima funcionalidad es una llamativa bocina; la firma de su hermano cae en ruinas y termina siendo comprada por acaudalados japoneses.

 

Los mencionados son solamente algunos ejemplos de los vehículos que aparecen en »The Simpsons», una serie televisiva que ha dejado su huella y que, como hemos repasado, también se sienta al volante.