Un nuevo desafío al volante

Fernet Branca desarrolló una nueva edición del “Pilotos por un Día” a bordo de los Linea Competizione que acompañaban al TC2000. ¿El desafío? Conseguir un tiempo menor al del año pasado.

Interés General | conduciendo | 27/11/2014 | Compartir

La invitación estaba hecha y el desafío personal comenzó a correr por mi mente. Competitivo y con ganas de superarme todos los días, mi mayor “problema” surgía cuando me preguntaba si iba a poder lograr bajar el tiempo que había realizado el año pasado porque, en definitiva, de eso se trata el automovilismo.

Finalmente el día llegó y partí hacia el Autódromo “Oscar y Juan Gálvez” donde me esperaba una nueva jornada laboral, pero en este caso dejé de lado la computadora de redacción porque me esperaba un traje antiflama y el casco reglamentario para subirme a conducir el Fiat Linea Competizione.

Más o menos eramos un grupo de diez periodistas de diferentes medios deportivos, pero había un invitado que se destaca del resto. Él era el Conde Niccolò Branca, Presidente y Administrador delegado del Holding del Gruppo Branca International S.p.A, que en su visita también disfrutó de manejar un vehículo de competición.

Después del almuerzo, el “Training Day” comenzó con una charla instructiva a cargo del Director Deportivo de la Fiat Abarth, Gustavo Der Ohanessian, quien una vez más nos dio algunas recomendaciones para que transitemos mejor el circuito. Dentro de las lecciones básicas estaban la de no frenar con rebajes sino pisando el freno sin discreción, no doblar con el embrague apretado y usar todo el ancho de la pista.

Finalmente salimos a la pista. El objetivo era superar el 59.6 del año pasado. A diferencia de la última vez, los primeros metros al volante ya fueron con el pie derecho a fondo. Tantas eran las ganas de bajar ese bendito número que en la tercera curva del circuito hice un trompo que me ayudó a pensar que las vueltas mejoran cuanto más redondo se haga el trazado y frenando en los lugares indicados.

A pesar de ello, en la primera tanda de diez minutos quede por encima del minuto y no logré mi objetivo. Pero todavía quedaba una segunda parte y la charla con Der Ohanessian logró acomodar algunos errores que cometía: “Estas frenando poco y muy adentro de la curva. Frena antes, entra despacio y salí acelerando” y continuó “cuanto más lento y redonda hagas las curvas, más fácil te va a salir el tiempo”. La maquina (el cerebro) me empezó a carburar y trate de asimilar todos los consejos para cuando saliera de nuevo a la pista.

Llegó la hora nuevamente. Segunda tanda y ahora sí no podía fallar. Mi locura por la superación no me iba a permitir que no baje el 59.6. Consejos en la cabeza y otra vez el pie derecho en marcha. La primera vuelta de las últimas siete y ya sentí que algo había mejorado. Esa primera curva que jamás había doblado bien en la primera tanda ya no era una traba. Frenaba unos metros antes y aceleraba en la mitad por encima del piano interno para salir más rápido. Ya no había riesgo de trompo o alguna visita inesperada al pasto.

Siete u ocho vueltas seguidas y final del “Training Day” en la pista. Casco en mano y sudor por la alta temperatura en el habitáculo, camine hacia la computadora que mostraba los tiempos y el 59.2 me dio una bocanada de alegría personal. Una apasionado del automovilismo como yo, puede entender lo satisfactorio que es lograr una mínima mejora en los tiempos vuelta.

El “Training Day” llegó a su fin con la premiación y el reconocimiento a Fernet Branca de todos los periodistas por la posibilidad que nos dio de conducir -una vez más- un vehículo de competición y poder saciar un poquito nuestra pasión por el automovilismo.

Por supuesto como un “enfermo” de la velocidad y el manejo deportivo, uno siempre quiere acelerar más, pero para eso me tendré que buscar un sponsor y salir a la pista en alguna categoría anual. Porque hay algo que tiene que quedar claro… el único lugar para ser piloto de carreras es en el autódromo.

Mirá la primera experiencia en los Fiat Linea Competizione