Test: Chevrolet Sonic LTZ AT
Moderno como equilibrado se destaca principalmente por su docilidad y desempeño urbano, gracias a su buena dirección y transmisión automática.
El Sonic sedán resulta una buena jugada de GM para insertarse en un segmento muy demandado, ideal para la ciudad y la familia, pero no necesariamente tan explotado actualmente, porque se queda a mitad de camino de lo que sería un tradicional vehículo del segmento B con baúl (Classic, Prisma, Aveo o, en otras marcas, Peugeot 207 Compact sedán, Renault Logan, etc.) compitiendo con modelos también nuevos como el Honda City o el Ford Fiesta KD sedán. Todos estos poseen un buen nivel de equipamiento, son modernos e ideales para el uso diario y citadino.
Es importante destacar que en la Argentina no es un auto económico y, como tal se le exige más por su valor de venta. Pero, si tomamos en cuenta las intenciones con las que fue fabricado por Chevrolet vemos que está orientado a un mercado de menor categoría que la que compite en nuestro país en donde debe penalizarse por un arancel de 35% extra por provenir de plantas fuera del Mercosur.
En el caso del Sonic sedán es un auto que nos ha generado un experiencia contradictoria. Por un lado festejamos su frescura, su desempeño dinámico en ciudad, su intención de ser un poco distinto al resto y su equipamiento. Por el otro, notamos ciertos faltantes en su configuración y algunas calidades un tanto reprochables (que no implica un menosprecio sobre la durabilidad o el uso diario).
En primer lugar, estéticamente es reconocible por sus cuatro faros redondeados que lo distinguen de casi todo lo conocido, sumado a la doble parrilla que ya viene utilizando la marca. Si bien no es tan osado y juvenil como la versión hatch, muestra una modernidad interesante, aunque tal vez se pueda cuestionar el remate posterior, pero en general se muestra un auto de última generación.
En el interior sigue la línea del Spark, con un tablero verdaderamente acotado, sin la tradicional visera, y del tipo digital. Esto también lo vuelve un tanto distinto al resto y dependerá del gusto del consumidor. Lo que sí podemos advertir es que esta forma de presentar los relojes es más apropiada para la versión de cinco puertas que para esta más tradicional. El resto de los comandos sí se ajustan al esquema más habitual de GM.
Luego de manejar unos días al Sonic sedán automático logré darme cuenta que es verdaderamente confortable en las plazas delanteras y al momento de su conducción. La butaca es un tanto angosta, logra sujetar bien al conductor y tiene una banqueta larga que hace relajar las piernas, precisamente si quien está sentado mide más de 1,75 metros. La postura respecto al volante es muy apropiada y permite conducirlo con facilidad gracias a una dirección que, a mi juicio, es excelente para la ciudad por su suavidad y precisión. Justamente es este desempeño urbano al que hace al Chevrolet Sonic sedán casi ideal, porque sus suspensiones son confortables y no muy rígidas.
Por su lado, los asientos traseros son cómodos y con espacio limitado si su ocupante es de altura, una consecuencia por su amplio baúl. El mismo es realmente espacioso, de fácil acceso y con una altura importante lo cual permiten ingresar elementos de gran tamaño con mucha facilidad.
Su desempeño es agradable porque su tamaño le permite agilidad con los 115 CV que detenta, siendo ellos más que suficientes para el trabajo que uno le pedirá al Sonic. También me dio grata impresión la caja automática de seis marchas (bien relacionadas) que siempre trabajo de forma correcta, sin sobresaltos ni brusquedades.
Del mismo modo, elogiamos algunos componentes de su equipamiento que superan a parte de sus rivales, si se toma como referencia al Honda City. Por ejemplo, el Sonic posee techo solar eléctrico y traslúcido, bluetooth, control de velocidad crucero, caja de velocidades de 6 y 6 airbags. Sin embargo pierde en la comparación con este al no tener freno a disco trasero, climatizador automático, sensor de lluvia, o las levas al volante (a nuestro entender, estas últimas, no muy relevantes).
Los puntos mas flojos o reprochables para el Sonic son las calidades de los materiales utilizados en el interior. No nos referimos a sus terminaciones -que son buenas- sino a que los plásticos, las gomas o el cuero utilizado no son de lo más apreciable. Del mismo modo, ese reproche lo mantenemos respecto a algunos faltantes de equipamiento inexistencia del mencionado climatizador o los frenos a disco traseros, el espejo interior antideslumbrante día noche, temporizador de luces, tercer cinturón inercial en las plazas traseras, entre otros.
El balance es positivo, pero el Chevrolet Sonic sedán posee un precio alto (por no fabricarse en el Mercosur) para competir y ser un referente. Quizás debería recibir algún equipamiento extra para marcar la diferencia. Pero por su comportamiento urbano, su agilidad, tamaño, espacio del baúl es un buen compañero para el uso diario.
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