Test: Chevrolet Prisma

Moderno, eficiente y bien equipado para su segmento, representa un enorme avance respecto de su predecesor y un vehículo para tener en cuenta dentro de su franja de precios.

Pruebas | conduciendo | 16/08/2013 | Compartir

El Prisma es la cara de la verdadera evolución de GM en el mundo. Autos con diseño actual, atractivos y más modernos. Esta revolución interna que lleva unos pocos años, luego de la crisis de 2008, ha visto nacer unos cuantos modelos que rejuvenecieron gratamente a las marcas de la compañía. Este, claro está, no es la excepción.

¿Para quién es este auto? Claramente este sedán se encuentra destinado a cubrir las necesidades de familias con movilidad urbana a un costo asequible, que puedan aprovechar su espacioso baúl y confort interior.

Hermano mayor del nuevo Onix, lleva la misma parrilla unificada en Chevrolet que lo muestra llamativo a la vista. Una cara limpia y suaves líneas completan una silueta compacta y atractiva a la vez. Hacia atrás se remata en una lenta bajada de techo para llegar al tercer cuerpo, bien conseguido. Es decir, que el paso de una carrocería hatch a un sedán no es sólo un baúl agregado, sino que resulta una pieza lograda con esmero y no un simple Onix largo.

Tal vez el interior sea una de las grandes evoluciones. Su volante es el mismo que utilizan otros modelos más caros y la pantalla de siete pulgadas con el sistema MyLink se destaca en el centro del tablero, lo que no es habitual dentro de este segmento. Todo ello se integra en un interesante diseño del conjunto, donde se incluye el tablero mitad digital y mitad analógico, aunque a diferencia del Spark o el Sonic mantiene la visera tradicional. Las calidades generales son correctas, si bien nos gustaría que los plásticos fueran superiores, reconocemos que no se encuentran por debajo de la media de sus segmento y son equiparables a cualquier competidor.

Ya dentro del auto notamos que las butacas son realmente cómodas y con buena sujeción lateral. Sí nos hubiese gustado que tuviera una banqueta un tanto más larga para relajar las piernas y que la butaca pueda bajarse un poco más, porque la posición de manejo se mantiene muy elevada y ello no concuerda con todos los gustos y estaturas. En relación a la postura que se adopta es correcta tanto en dirección al volante como respecto de la palanca de cambios y nos permite tener un viaje confortable.

La pantalla a la que hicimos referencia no sólo estéticamente es agradable, sino que condensa varias funciones del vehículo y permite tener en un solo lugar el manejo del audio, el Bluetooth y el sistema externo de música, entre otros. Lo que hay que tener en cuenta de este dispositivo táctil, que por cierto funciona muy bien, es que muchas veces tenemos que sacar la vista del camino para manejarlo. Probablemente sea una cuestión de costumbre para que se vuelva un tanto más intuitivo, pero requiere entrenamiento para no tornarlo peligroso ya que no se ubica en una sector más elevado.

La habitabilidad de las plazas traseras es simplemente correcta y similar a la de sus competidores, donde una persona alta entrará justa de piernas y cabeza, pero no estará incómoda. Esos centímetros que pueden faltarle a algunos están colocados en su baúl, de generosas dimensión y de buena boca de carga que facilitará la tarea al momento de cargarlo (en este sentido es muy similar a sus rivales).

Por su lado, la dirección es un punto destacable porque es precisa y dócil, con una asistencia media que se desenvuelve bien en todo momento. Nos hubiese gustado un radio de giro un poco mayor, necesario en algunos estacionamientos o espacios puntuales donde, por el contrario, encontramos una grata ayuda: el asistente sonoro de estacionamiento que es muy preciado en este auto de tres volúmenes.

Por último es necesario referirse al motor. Todo lo que seducirá a muchos puede ser el factor que no lo haga en tantos otros. Ello sucede porque se trata del conocido y probadísimo SPE/4 de ocho válvulas que ha sido mejorado respecto de sus versiones anteriores, pero no se trata de un impulsor nuevo. A nuestro juicio se comporta muy bien en ciudad, con bajo nivel de sonido y vibraciones. En este sentido ha demostrado acabadamente sus virtudes urbanas, también con consumos medianamente contenidos. Por el otro lado, muchos verán en este modelo un propulsor antiguo (aunque a decir verdad el segmento B todavía no tiene plantas motrices muy modernas en general) que no tiene tanto desempeño extraurbano o muy buenas aceleraciones. Sin embargo, para la razón que fue concebido el Prisma resulta más que correcto su desempeño, bien acoplado con una caja de cinco marchas que es precisa y suave.

Si consideramos el buen valor de venta que tiene este nuevo modelo de Chevrolet conjuntamente con su modernidad, estética lograda, espacio interior y equipamiento, encontramos que la marca ha dado un paso enorme para ofrecer un auto muy interesante para quien busque desplazarse principalmente en caminos urbanos en soledad o con la familia.

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