Más tecnología para la leyenda británica
El Land Rover Defender se actualiza con importantes mejoras en diseño, tecnología y equipamiento pero sin redignar su esencia todoterreno.
Desde su relanzamiento en 2020, el Land Rover Defender ha sido fiel a su legado, pero adaptado a las exigencias del siglo XXI. La versión 2026 continúa esa línea evolutiva con ajustes estéticos que, aunque sutiles, refuerzan su presencia imponente.
A simple vista, los nuevos paragolpes y las inserciones del capó con patrón texturizado aportan una imagen más agresiva y contemporánea. Las branquias laterales también adoptan este nuevo tratamiento visual.
Entre los cambios más notables se encuentran los grupos ópticos delanteros, que ahora ofrecen una firma lumínica más distintiva.
Sobre la zaga, los faros traseros con acabado tintado oscuro aportan un aire más sofisticado, complementado por la barra de la parrilla en negro brillante, que ahora es parte del equipamiento de serie.
A su vez, incluye llantas de aleación de 22 pulgadas que ofrecen un abanico de posibilidades para la personalización. Además, la paleta de colores crece con la incorporación de los tonos plata Borasco, gris Woolstone y azul Sargasso.
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En el caso del Defender OCTA, la versión más radical de la gama, se ofrecerá próximamente el blanco Patagonia, junto con detalles opcionales en fibra de carbono.
El habitáculo del Land Rover Defender ha sido objeto de una importante revisión centrada en mejorar la experiencia de conducción.
El cambio más significativo es la incorporación de una nueva pantalla táctil de 13,1 pulgadas, ubicada estratégicamente por encima de una palanca de cambios reubicada.
Este rediseño de la consola central no solo mejora la accesibilidad de los controles, sino que transforma al sistema de infoentretenimiento Pivi Pro en el centro de mando.
Además, ofrece actualizaciones inalámbricas (OTA), lo que garantiza que el software esté siempre al día sin necesidad de visitas al taller.
Otra novedad destacada es la incorporación del control de crucero todoterreno adaptativo, una evolución del conocido All Terrain Progress Control.
Este sistema opcional regula automáticamente la velocidad en terrenos irregulares, permitiendo que el conductor se concentre exclusivamente en el manejo.
La comodidad y seguridad se ven reforzadas por un nuevo monitor de atención del conductor, que emite alertas audiovisuales si detecta signos de fatiga o distracción.
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Así las cosas, Land Rover ha decidido mantener la estructura tripartita de la gama Defender con las ya conocidas carrocerías 90, 110 y 130, cada una dirigida a un tipo de cliente específico.
La Defender 90, más compacta y ágil, sigue siendo ideal para quien busca una experiencia todoterreno pura. La 110 ofrece una solución equilibrada entre espacio, confort y capacidades. Por su parte, la Defender 130 se presenta como la opción familiar por excelencia, con una configuración de hasta ocho plazas.
En cuanto a la oferta mecánica, no se han producido cambios radicales. La gama incluye motorizaciones diésel y gasolina, muchas de ellas con sistemas mild-hybrid de 48 voltios (MHEV), así como una versión híbrida enchufable (PHEV).
El paquete de ayudas a la conducción incluye sistemas como el asistente de mantenimiento de carril, el control de ángulo muerto, la detección de tráfico cruzado trasero y el frenado autónomo de emergencia.
Además, incorpora un avanzado sistema de cámaras 3D con visión periférica.
En materia de conectividad, el modelo incluye compatibilidad con Apple CarPlay y Android Auto inalámbricos, puertos USB-C de carga rápida distribuidos estratégicamente y una plataforma de conectividad remota que permite gestionar desde el smartphone diversas funciones del vehículo, como la climatización o el cierre de puertas.