Test: Toyota Corolla XRS
La variante más juvenil del reconocido sedán mediano japonés mantiene la misma motorización que el resto de la gama pero se destaca a través de su equipamiento de estilo deportivo.
Si bien históricamente el éxito del Toyota Corolla está más enfocado en el confort de manejo y en la sobriedad, tanto de sus líneas exteriores como de su habitáculo; tras diez generaciones de modelos y versiones, la automotriz de origen japonés trajo al mercado nacional la variante XRS, una opción de rasgos deportivos y más atractiva.
El Corolla es el automóvil más vendido de la compañía y el más buscado por varios hombres que no sólo necesitan un vehículo cómodo para viajar con la familia, sino que también quieren un ejemplar de estirpe clásica, discreta y asequible. Una vez conquistado dicho segmento de clientes, Toyota entendió que llegó el turno de ir por más e intentar atrapar la atención de los más jóvenes mediante detalles en el equipamiento y spot publicitarios ligados a la competición.
A simple vista ya se pueden vislumbrar varios de los cambios que distinguen a esta versión dentro del abanico del modelo. La parrilla frontal, que es nueva, cambia las dos barras horizontales de las versiones originales por una más ancha y muestra terminaciones de tipo panal de abeja; los spoilers delanteros se hacen presentes, los faros halógenos tienen una máscara ahumada, aparecen los faldones laterales, las llantas oscurecidas son de 16 pulgadas, en la zona posterior emerge un alerón que lleva la tercer luz de stop incorporada y los espejos exteriores son retráctiles con regulación eléctrica.
En definitiva, todos estos agregados le sientan bien al Corolla XRS, puesto que logra su cometido, llamar la atención de los más jóvenes.
Lejos de encasillarse solamente en las variaciones exteriores, por dentro también hay modificaciones que remiten a lo deportivo; un ejemplo de esto es el volante de tres rayos revestido en cuero que tiene la parte inferior chata. Del mismo modo, fomentan el ambiente las terminaciones plateadas de la consola y los paneles de las puertas, las costuras de color rojo en los cómodos asientos delanteros y la columna de dirección, y los tapizados de cuero negro microperforado.
A pesar de que todos estos elementos ya mencionados pueden llegar a querer inclinar la balanza hacia el mundo de los deportivos, lo cierto es que sólo actúan como una buena máscara y dejan al XRS en la puerta del mundo de los deportivos. De hecho, la postura de manejo es alta y se encuentra más cerca de los autos convencionales. De todas maneras, la posibilidad de ajustar la butaca del conductor y la columna de dirección de forma vertical y en profundidad, permite encontrar la postura necesaria. Como contrapunto, el tamaño del alerón trasero quita visión a la hora de mirar hacia atrás por la luneta; aunque este elemento no podía quedar afuera de las incorporaciones.
En lo que respecta al equipamiento, esta versión no es la más dotada de todas; puesto que ese lugar lo ocupa la versión SE-G A/T. Sin embargo, tampoco es para menospreciar el sistema de calefacción del vidrio delantero, los alzacristales en todas las ventanas, el sistema de audio con reproductor de CD, MP3, USB, entrada auxiliar de audio y 6 parlantes, la conectividad Bluetooth, el volante multifunción, el encendido automático de de luces, el sistema de frenos ABS con distribución electrónica de frenado (EBD), los airbags delanteros y laterales, la alarma con inmovilizador y faros antiniebla.
La ausencia del techo corredizo podría marcarse como un faltante, pero no es común que aparezca en los “deportivos”. Lo que sí debería estar son las luces de Xenón y el espejo retrovisor interno antiencandilamiento automático.
A diferencia de lo que propone Peugeot con el 408 Sport, Volkswagen con el Vento Sportline y Renault con Fluence Sport, cuyas potencias son mayores al resto de la gama; Toyota mantiene las mismas características mecánicas en todos los Corolla, y el XRS, por su puesto, no es la excepción. La propulsión está a cargo de un motor de cuatro cilindros en línea con una cilindrada de 1.8 litros que desarrolla un poder máximo de 136 caballos de fuerza y que tiene un torque de 175 Nm a 4400 rpm. La transmisión es manual de seis velocidades y de relaciones largas, por lo que tampoco se asemeja mucho a las cajas de cambios deportivas.
Dado este dato mecánico, en Conduciendo.com creemos que los rivales más cercanos no son las versiones “sport” de los modelos recientemente mencionados, sino las configuraciones convencionales, el Honda Civic, el Chevrolet Cruze y el Mitsubishi Lancer; sedanes de categoría y con impulsores standard.
En conclusión, el Corolla XRS no es un deportivo, sino que es el mismo Corolla de siempre, pero con detalles que lo convierten en el ejemplar más atractivo de la gama; al menos hasta que llegue el FT-86, el verdadero deportivo de Toyota.