Test: Toyota Camry V6
Renovado y más eficiente, este vehículo mantiene su perfil bajo, mejora el espacio interior y dota de un gran equipamiento a un modelo insignia de la marca.
El Camry es un modelo que nunca atrapó las miradas por su estilo conservador y nada estridente. Solamente su tamaño (equivalente al de un Audi A6 o a un Renault Latitude) denotaba que se trataba de un vehículo de categoría. Esta fórmula de producir autos confortables y fiables pero con diseños sobrios le ha traído muy buenos resultado a Toyota a nivel mundial. No es que ahora la marca hubiese virado su estrategia, pero se ha animado a más.
Resulta evidente que en este caso Toyota nutrió a uno de sus vehículos insignia de la mano de Lexus, su marca de lujo (en este caso no es igual al Camry que se comercializa en los Estados Unidos). Puede observarse en él la similitud con el exitoso modelo ES, lo que evidencia una suba de categoría para el Camry.
En su exterior la parte más llamativa es su frontal, donde ahora exhibe grandes faros una prominente parrilla que lo hace más imponente y suntuoso, provocando un cambio importante en ese aspecto. El perfil alto y la parte posterior son más conservadores. De hecho, aún tratándose la de la versión más potente, no tiene llantas muy llamativas (aunque son de 17 pulgadas) ni luces de LED, que le darían un aspecto más importante.
El interior mantiene esa línea ambivalente entre el lujo sobrio y la parquedad. Su gran consola central es prominente y demuestra la amplitud y nivel del auto al que se le ha incorporado terminaciones en símil madera brillosa con un tanto de aspecto plástico que, si bien otorgan un toque de lujo, pareciera no tan actual en relación a los materiales que se utilizan hoy en día. Eso mismo sucede con otros elementos como los botones de alzacristales, los indicadores de climatización o el reloj, un tanto pasados de moda.
Por otro lado sí se destaca la terminación general del auto que no encuentra baches, dando siempre sensación de calidad general. Bien logrado se muestran unas puntadas que emulan costuras manuales en el tablero –aunque se traten de gomas-, los asientos de cuero y el encastre general de todos los materiales que lo insonorizan por completo.
El plato fuerte de este Camry tal vez sea su espacio interior, que resulta verdaderamente impresionante. Las plazas delanteras, que se regulan eléctricamente, pueden generar un ambiente de relax para el acompañante. Pero lo más sorprendente es el espacio en las plazas posteriores, dignas de un auto para ser conducido por chofer puesto que uno puede desplegar las piernas y siempre sobrará espacio, como sucede en pocos modelos. Este estilo limusina se potencia por el equipamiento que posee su apoyabrazos central desde donde se puede regular la temperatura dela climatización (tienen su propia salidas de aire), el audio y, como si fuera poco, la regulación eléctrica del respaldo, un detalle pocas veces visto pero que hace a la importante mejora del confort.
Otro de los puntos destacados es su confort de marcha. La suavidad de su desplazamiento es óptima gracias a que se encuentran reducidos los ruidos, los rumores que puedan llegar del motor y los movimientos de la carrocería, muy bien logrados en un auto grande como este. El Camry es muy progresivo en su funcionamiento, no tiene reprises violentos sino todo lo contrario, acelera con gran sutileza.
Sus casi 280 caballos colaboran para lograr esa eficiencia y experiencia de confort en ciudad y en ruta, pero no logra que tenga prestaciones deportivas, un poco debido a su peso (alrededor de los 2.100 kg. en bruto) y porque su diseño y estructura están concebidos para lograr potenciar el confort sobre las prestaciones que, por cierto, son muy buenas en términos de resultados finales. Ello si se toma como parámetro, el traslado de cinco pasajeros cómodamente sentados a velocidades elevadas, teniendo siempre la capacidad de reaccionar al pedido del pedal.
La transmisión automática es imperceptible al paso de los cambios y colabora con aquel confort de marcha que manifestábamos. La caja es de seis cambios donde el último funciona como relajamiento del motor para consumir menos combustible. Tiene la posibilidad de pasar las marchas por medio de mandos secuenciales que solo será útil a nuestro entender para rebasar a otros autos cuando se necesite más potencia en la ruta en esas circunstancias y no porque funcione defectuosamente.
Su equipamiento es acorde por completo (ver ficha técnica). Puede notarse de sus especificaciones que casi no varía respecto de la versión de cuatro cilindros, salvo por aspectos de confort que el usuario deberá evaluar su necesidad (además del motor, obviamente). En este apartado lo tiene casi todo en materia de confort y de seguridad.
En si este nuevo Camry tiene poco para reprochar, y es una buena opción para el comprador que requiere un auto amplio, con características de alta gama y sumamente confortable. Si bien no cuenta con grandes prestaciones deportivas, puede ser una óptima alternativa de este segmento con un precio del 25% o 30% inferior a los modelos de alta gama alemanes (BMW Serie 5, Audi A6 o Mercedes-Benz clase E).