Test: Ford Kuga Titanium
Apto para todo uso, es un vehículo ideal para familias activas. Se destaca su diseño y equipamiento.
Dentro del segmento de los SUV urbanos la rivalidad viene creciendo. Cada vez más jugadores pretenden estar en este interesante y creciente espacio. Las premisas para participar en la pelea son: tener forma de camioneta y desempeñar opcionalmente esa capacidad, estar diseñadas en forma atractiva, tener espacio interior pero no tener que ser más largo que un sedán para poder ser usado todos los días en la ciudad.
El aspecto de la Kuga lo dice casi todo, resumiendo que le podremos dar variados usos. Principalmente esta camioneta se comportará como un automóvil a la hora de usarla todos los días y no habrá perjuicio alguno en decidir tener un SUV, puesto que su tamaño y maniobrabilidad son equivalentes a la de un sedan (ver dimensiones).
Principalmente encontraremos las máximas virtudes respecto de un auto en el espacio para las cabezas, el baúl y la capacidad off road. Respecto de la primera está claro que una persona alta podrá estar tranquila en la parte posterior, aunque el espacio para las piernas no se distingue mucho del que posee, por ejemplo, un Focus. Por su lado, la capacidad de 360 litros (extendibles a 1355) hacen la diferencia a la hora de la carga, por cierto de cómodo acceso debido a su doble apertura de portón.
Pero la diferencia más relevante estará por su despeje y la capacidad de introducirse en terrenos inaccesibles para un 4×2. Para algunos pagar el valor extra es un despropósito debido a que nunca utilizan la tracción integral, mientras que para otros el uso esporádico es una atracción valorada. Cabe aclarar que se trata de un SUV con muy buenas prestaciones fuera de carretera, pero que no nos encontramos ante un vehículo puro de tracción 4×4, sino que fue concebido con un muy interesante equilibrio a fin de desempeñarse en todos los caminos adecuadamente, sobre todo en ciudad. Por ese motivo su transmisión automática –con mandos secuenciales- selecciona automáticamente las necesidades de tracción, haciendo más fácil al conductor el uso en zonas difíciles.
El motor, un 2.5 turbo de 200 caballos de fuerza, tiene la típica característica de las camionetas estadounidenses (por lo general V6) que brinda buena potencia a todo régimen. Más allá de ello, no se trata de un vehículo de prestaciones deportivas, pero sí de capacidad para hacer largos trayectos a velocidades constantes elevadas sin inconvenientes. Para ello es estable y no encontramos grandes deficiencias al rodar que comprometan las maniobras.
El puesto de conducción es elevado y con una postura recta para el conductor (quien tiene reglajes eléctricos de su asiento) que está en perfecta sintonía con la posición respecto del volante. La banqueta puede ser algo corta para los conductores altos, aunque ello se debe a la posición de manejo que propone la Kuga.
Es verdaderamente apreciable el techo totalmente traslúcido de esta versión Titanium, que recorre el auto de punta a punta (no se abre) y le da un detalle especial y diferenciador. Asimismo, otro elemento a destacar es el excelente equipo de audio marca Sony que suena con alta fidelidad y gran potencia. Las terminaciones en cuero agregan calidad a un ambiente agradable.
El equipamiento general es elevado y cumple con los estándares de la industria, aunque no debemos olvidar que sus valores (similares a los de la competencia) le imponen ciertas obligaciones en materia de seguridad, confort, nivel de acabados y cantidad de instrumentos disponibles. Por el lado de la seguridad es un SUV realmente completo. Respecto del equipamiento general podemos decir que se adecúa a lo esperable, aunque le reclamamos algunos faltantes (como luces de xenón, temporizador de luces, espejo retrovisor automático, etc.).
En esta competencia con rivales interesantes como la Hyundai Tucson, la Honda CR-V, la KIA Sportage y la Volkswagen Tiguan; la Ford Kuga esta a la altura de lo solicitado por todos los potenciales clientes.
