Test: Honda CR-V EX 4WD AT
Acentuando sus ya conocidos atributos, la SUV liviana más famosa vuelve a marcar la ruta a seguir con mejorado espacio interior, gran suavidad y estilo urbano.
Es indudable que la Honda CR-V es una historia de éxito. Líder absoluto desde su lanzamiento hace 16 años, fue el referente a seguir. Está basado sobre la plataforma de un auto y es tan confortable como un sedan, pero tiene el espacio y las capacidades de un todoterreno sin ser tan grande como para incomodar en la ciudad. En suma, una ecuación que el mercado vio positivamente.
Su cuarta generación sufrió un importante rediseño debiendo remplazar a un modelo aún vigente y que había cumplido las expectativas del público en general. Mantiene las clásicas luces altas en la parte posterior y recibe un frontal con impronta similar a la línea Acura, la marca de lujo de Honda que no se comercializa en el país.
Más allá del diseño exterior, Honda no ha hecho demasiado para cambiar este exitoso modelo, manteniendo casi todo igual y mejorando levemente algunos aspectos. El tamaño de largo es el mismo, solo es un poco más ancha y apenas más baja, no repercutiendo en sus capacidades aunque la sensación de amplitud es mayor y su espacio de carga apenas superior.
Los materiales de construcción siguen siendo óptimos, siempre con plásticos de buena calidad y, por lo general, superiores a la media de la industria en este segmento. Posee una gran terminación. Al tacto de se sienten sólidos y aterciopelados como el volante, de una gran suavidad.
Mantiene también sus cualidades netamente urbanas. Sigue siendo el SUV más suave en su desplazamiento, con un motor silencioso en bajas revoluciones y un tren de rodaje ajustado de tal forma que es sumamente placentero. Si a ello le sumamos una excelente dirección notamos que es ideal para la conducción diaria y confortable. La butaca es baja con respecto al piso, pero elevada en comparación a la de cualquier sedan y permite tener una posición de manejo no tan vertical para acomodar la butaca en una posición más similar a la de un auto y lograr una interesante posición que, por cierto, permite una buena visibilidad.
Su tamaño sigue siendo el ideal para una familia que guste del espacio pero no tenga grandes aspiraciones todoterreno. Si bien posee tracción integral y sirve para comprometerla en ese ámbito, queda más que claro que su destino es el equilibrio entre auto para ir al trabajo o diario familiar fusionado con aptitudes de fin de semana y vacacionales, gracias a sus cualidades y espacio. Esto nos ayudará a que siga siendo un modelo grato parta conducir en ciudad y en espacios reducidos porque se maneja como un sedán y es tan grande como uno de ellos, lo que representa una alternativa a esa categoría.
Su motor ha ganado algo de fuerza con unos cinco caballos extras (ahora tiene 185 CV) que son iguales para todas las versiones. Si a ello sumamos la reducción de peso nos encontramos ante una virtud no tan percibida pero que redunda en una cierta mejora del consumo de combustible pero no mucho en sus prestaciones dinámicas que siguen siendo muy buenas en tramos urbanos y buenas en rutas y autopistas. Privilegia el confort a la respuesta del motor que se comporta suavemente a velocidades constantes como pueden ser los 120 km/h. sin sacrificar demasiado el consumo.
No ofrece una versión de seis cilindros ni nunca lo ha hecho, lo que algunos lamentan, aunque creemos acertada aquella deserción puesto que enervaría las virtudes obtenidas y no solo gastaría demasiado combustible en épocas donde su reducción es prioridad, sino que contrariaría su espíritu enfocando en la calidad del manejo más que en la potencia (aunque es cierto que algunos competidores a nivel global poseen esa opción).
Por el contrario, sí posee una versión 4×2 que beneficia un poco los consumos y que creemos acertada. Lamentablemente esta alternativa solo se comercializa con bajo nivel de equipamiento de confort y seguridad. Conviniendo que la mayor cantidad de los usuarios no la utiliza para moverse en el off road agregarle un equipamiento similar a la EX (versión probada) o a la EXL beneficiaría compradores que no quieren pagar la doble tracción (costosa por cierto).
Lamentablemente no ofrece una transmisión con seis marchas. Si bien la de cinco es sumamente suave en su paso y no es ajustada como en otros vehículos, creemos que le hubiese otorgado menores consumos y capacidades de relajamiento superiores, lo que ya ofrecen algunos competidores. Tampoco monta una pantalla con navegador satelital incorporado lo que es una baja importante para el elevado precio (tal vez en el futuro se incorpore ya que en otros mercados cuenta con ella). Por cierto sí posee una cómoda cámara de asistencia al retroceso y el botón Econ –ya incorporado en el nuevo Civic– que adapta el modo de conducción para reducir los consumos y las emisiones, regulando aspectos relacionados con la aceleración, consumos de aire acondicionado, etc. y comunicándoselo al conductor a través del cambio de colores que se producen en el tablero de instrumentos.
El CR-V siempre es una compra acertada, segura y fiable. Si buscamos confort, uso familiar y urbano será aún más adecuada.