Test: Peugeot 208 Feline 1.6 Pack Cuir
El último representante de la serie 200 de la automotriz gala se inserta en el nuevo segmento de los compactos Premium con un diseño atractivo y varios elementos que favorecen al confort.
A lo largo del último mes hemos compartido, en diferentes ámbitos, varios momentos y experiencias a bordo del nuevo Peugeot 208. Primero lo conocimos personalmente en la sexta edición del Salón del Automóvil de Buenos Aires, después tuvimos las oportunidad de manejarlo por primera vez en las calles, rutas y hasta un autódromo en Uruguay y, aún más tarde, lo disfrutamos sentados detrás del volante en Argentina.
Antes de empezar a describir las sensaciones con el flamante compacto, vale aclarar que este ejemplar no llega al mercado nacional como uno más, dado que está considerado como una de las apariciones más importantes para la firma francesa en su camino hacia la “alta gama”, una estrategia que busca la renovación de todos los productos de la compañía. De hecho, su arribo impone rutilantes cambios dentro del portafolios de la compañía, dado que no sólo define la salida del exitoso 206, sino que además cataloga al 207 Compact como el nuevo modelo low cost.
Volviendo al test en sí; el 208 que se comercializa en el país llega importado desde el centro industrial que el Grupo PSA tiene en Porto Real, Río de Janeiro, Brasil. Al igual que sucedió con el 206, y en contramano de lo que se ve el 207 Compact, las diferencias estéticas que hay con el modelo que se construye en Francia son prácticamente nulas.
Al disponer de una renovada plataforma -utiliza la misma que el nuevo Citroën C3– la estructura es totalmente nueva y no comparte nada con sus antecesores. De hecho, su imagen basada en los flamantes lineamientos estéticos de Peugeot conforman una cara más atlética y moderna que, a gusto personal, representa un avance positivo y logra una silueta atractiva. Se destacan la forma hexagonal de la parrilla, las ópticas que simulan ser los ojos de un felino y se complementan con una tira de LED superior y luces diurnas de igual tecnología; pequeños antiniebla, el contorno de las ventanas cromado, las llantas de 16 pulgadas, la salida de escape cromada y los faros posteriores en forma de boomerang.
A diferencia del 207 Compact, el 208 cuenta con un distancia entre ejes 10 cm superior (ver comparativa), por lo que el habitáculo es más espacioso y los pasajeros disfrutan de un lugar amplio, especialmente en las plazas traseras. La capacidad del baúl también se incrementó de manera considerable y llega hasta los 318 litros. El diseño interior es netamente minimalista y ergonómico, aunque está dotado de materiales duros y finos (hubiésemos preferido algunos de mejor calidad y tacto). En contraposición a esos plásticos, los asientos son cómodos y la combinación de tela y cuero (sólo disponible en el Pack Cuir) le sienta bien.
Para hacerse valer en un segmento competitivo (sus rivales son el Ford Fiesta KD–se renovará antes de fin de año–, el Citroën C3, el Fiat Punto, el Honda Fit y el Chevrolet Sonic), el nivel de equipamiento de confort de esta versión está por encima de la media, puesto que trae climatizador automatico Bi-Zona, limitador y regulador de velocidad; encendido automático de luces y limpiaparabrisas; levanta vidrios eléctricos, computadora de a bordo, apoyabrazos central delantero, mandos de audio en el volante de cuero, regulación eléctrica de los espejos exteriores, pedalera deportiva, asiento trasero rebatible, asistencia al estacionamiento, guantera refrigerada, desempañador de luneta y espejos de cortesía, entre otros.
Párrafo aparte merece el techo panorámico vidriado, dado que nos generó una doble sensación. Por un lado, lo encontramos como un elemento de categoría, que favorece a la estética y que genera una gran luminosidad; pero por el otro, la ausencia de una cortina traslúcida y la imposibilidad de abrirlo de manera corrediza o pivotante hace que en verano, cuando los días son más soleados, se genere un ambiente caluroso. Además, al ser de accionamiento manual y al extenderse hasta las plazas posteriores resulta incómodo correr el cobertor.
Otro punto importante y positivo del habitáculo es la generosa pantalla con tecnología touch ubicada en el centro de la consola, ya que no todos sus competidores ofrecen algo similar. En ella se reflejan las funciones del navegador, de la radio y de los dispositivos que se pueden conectar a través la toma USB o la entrada auxiliar o simplemente mediante el Bluetooh. Sin lugar a dudas este es un elemento distintivo y útil, pero la interface no es la más simple de manejar y habrá que acostumbrarse.
Más allá del lugar, el confort y las calidades, en el 208 hay algo que marca la diferencia con el resto de sus competidores, la posición de manejo. Buscando imitar la funcionabilidad del sistema Head-Up display, dispositivo que refleja la información del instrumental en el parabrisas, Peugeot creó un tablero que se ubica por encima de la altura del volante y que provoca que sólo se tenga que desviar un poco la vista del camino. Para encontrar la ubicación correcta se recomienda llevar el volante lo más abajo posible, adecuar la profundidad del mismo según la altura del conductor y elevar la butaca. Al principio no nos resultó cómodo y hasta nos parecía extraño; sin embargo, con el correr de los kilómetros nos fuimos sintiendo cada vez más a gusto.
En torno a al conducción, a pesar de que el reducido tamaño del volante, el radio de giro y la existencia de una dirección asistida electrónicamente favorecen ampliamente a las maniobras; los pasos de marcha de la caja nos resultaron largos e imprecisos, por lo que se nos hizo dificultoso engranar las marchas correctas en varias oportunidades. Esta dificultad no solo atenta contra la conducción urbana donde se cambia de marcha constantemente, sino que hace incómodos los tironeos que generan a los ocupantes (en este sentido ha involucionado a nuestro modo de ver respecto de la generación anterior 206/207).
Respecto a la seguridad figuran los frenos ABS con repartidor electrónico de frenado, airbargs delanteros, laterales y de cortina; alarma volumétrica, antiarranque electrónico, faros de niebla delanteros y traseros; cinturones inerciales en todas las plazas, indicador de cinturón no colocado y apoyacabezas en las cinco plazas. Este rubro es quizás en el que más pierde ante sus rivales, puesto que hay otros ejemplares que de serie ofrecen más airbags, control de estabilidad y ganchos ISOFIX para asegurar las sillas de los niños. Este último punto aparece casi como inverosímil no solo porque muchos competidores lo posean, sino porque resulta un adminículo económico y esencial para la seguridad de los niños (siendo este un vehículo adquirido por muchas personas con bebes o menores que usan sillitas de auto). Asimismo, la ausencia de frenos a disco en las plazas traseras (si bien con ABS) resulta otro retroceso para la seguridad, debido a que el 206 ya contaba con ellos en las versiones tope de gama y que ahora fue eliminado.
La variante Feline Pack Cuir lleva bajo el capó el conocido motor naftero de 1,6 litros que genera una potencia máxima de 115 caballos de fuerza; un valor que se encuentra acorde con su segmento. Donde queda algo relegado es en la transmisión, dado que al menos por ahora sólo se ofrece con una caja manual de cinco velocidades, cuando hay competidores que tienen opciones automáticas. Al margen de esto, y con la experiencia de haber probado el funcionamiento del propulsor tanto en ciudad como en la pista del Autódromo Víctor Borrat Fabini en Uruguay podemos asegurar que respondió de la mejor manera ante cada exigencia. Es para destacar el grado de insonorización de la cabina.
En conclusión, el Peugeot 208 es un producto que, salvo las excepciones enumeradas, resulta un verdadero avance respecto de sus antecesores y que se insertó para ser protagonista en el nuevo segmento de los compacto Premium. Sobre todo, teniendo la certeza de que antes del cierre del año se va a completar la gama con las versiones más deportivas de tres puertas (XY y GTi).