Test: Chevrolet Tracker LTZ AT AWD
Finalmente, y después de varios años, llegó al mercado la anti-EcoSport de Chevrolet que pusimos a prueba en Conduciendo.com. Entrá y conocé todas sus características que la pueden llevar a ser líder.
Nacida hace más de diez años, la Ford EcoSport inició el camino de los SUVs compactos en el mercado mundial. Con el paso de los tiempo, este modelo fue ganando una increíble porción del mercado que llamó la atención no sólo del publico en general sino también de las mismísimas marcas rivales que empezaron a pensar en realizar un producto con características similares para poder competir en un segmento que, hasta la llegada de la EcoSport, no existía.
Después de varios años de desarrollo y producción, Renault finalmente llegó al mercado argentino con la Duster, realizada en Europa por Dacia, que empezó a repartir un poco más las ventas del segmento. El siguiente «paso del segmento» fue el arribo del tercer integrante a la pelea, la Chevrolet Tracker que con la nueva tendencia de diseño, la tecnología aplicada y los años de estudio para su confección, terminó siendo un producto «casi» perfecto para disputar el liderazgo de los SUVs compactos. El año que viene se completaría la competencia con la llegada del Peugeot 2008.
Para dar un impacto en el mercado, Chevrolet debía lanzar un modelo que sea principalmente atractivo en su diseño. Creemos que estas características no debería decidir una compra pero esta claro que el primer llamado de atención para un futuro cliente es la belleza exterior. A nuestro gusto, este ítem es una de las cualidades más importantes de la Tracker.
Partiendo de la base que está desarrollado sobre un diseño global que sigue la tendencia de la marca –en Estados Unidos se comercializa como Buick Encore-, el Chevrolet Tracker cuenta con unas líneas robustas -nunca mejor utilizado este término- gracias a la típica parrilla amplia partida al medio por el listón que lleva la insignia, los pasa ruedas anchos y las llantas de aleación de 18 pulgadas que lleva la versión LTZ que manejó Conduciendo.com.
En el interior la calidad de los materiales son buenos aunque no posee plásticos blandos que podemos ver en los vehículos de alta gama. Todos son duros con una combinación de tonos de grises. Claramente, la calidad esta por encima de la media del segmento con la mayoría de las piezas bien encastradas. El tablero de instrumentos fiel a la costumbre de la marca continúa con la mixtura analógica y digital. Los tapizados, de cuero sintético, son útiles para cualquier eventual limpieza.
La configuración de la consola central cuenta con la pantalla táctil de siete pulgadas que ofrece el sistema MyLink de información y entretenimiento que combina múltiples opciones con una interfaz rápida y un tacto intuitivo. En esta versión LTZ se incorpora la cámara de retroceso. Estacionar correctamente con los sensores y esta ayuda visual es un tarea para principiantes. Al igual que en los otros modelos de Chevrolet, la crítica de la pantalla es que no está tan bien ubicada, un poco por debajo de los que nos gustaría.
La posición de manejo es alta como en la mayoría de estos productos. El volante se puede ajustar manualmente en altura y profundidad y la butaca del conductor tiene un amplio recorrido para el ajuste en altura. La adaptación lumbar es eléctrica. Las plazas traseras son adecuadas para dos adultos. El espacio para las piernas no es uno de sus mejores características pero no está fuera de los valores del segmento. A su vez, la altura no es un problema.
El motor, de 1.8 litros y 140 caballos de potencia, tiende a ser algo «vago» a la hora de acelerar en baja, pero responde adecuadamente a velocidad de ruta o autopista. Por ejemplo, en una velocidad crucero de 130 kilómetros por hora, las revoluciones están en poco más de 3000 vueltas. En esta versión se acopla con la transmisión automatizada de seis relaciones con opción secuencial con un botón que se maneja con el pulgar derecho. Los cambios de marcha son notorios, aunque bastante mejores que otros cajas similares.
Uno de los puntos más críticos del modelo es el consumo de combustible. Sacando números en el tránsito extraurbano está por encima de los ocho litros cada cien y en ciudad, en donde más pena, supera los doce litros. La mirada buena de esta características es que sus rivales similares, o sea con tracción 4×4, también tiene un alto consumo. Un punto para atender en las próximas generaciones de los vehículos de este segmento.
El confort de marcha es excelente. Aunque no dispone de suspensión trasera independiente -lo que daría un plus mayor-, las regulaciones otorgadas por la marca le dan un desempeño destacado tanto en ciudad como en ruta.
A pesar de ser un 4×4, la Tracker, al igual que sus rivales, no está diseñada exclusivamente para el uso off-road fuerte. Por su diseño cuenta con poco despeje al piso y es probable que en zona de badeos toque facilmente abajo. La tracción integral no es de la más eficientes del segmento, más sabiendo que la Renault Duster cuenta el uso de la tecnología off-road de Nissan.
El baúl de poco más de 300 litros es algo chico. Si se compara con su máximo rival, la Ford EcoSport, la Chevrolet Tracker pierde por tener el respuesto temporal dentro del baúl por debajo de la alfombra que recubre al piso.
Pese a penalizar en la capacidad, nosotros ponderamos esta modalidad porque, a pesar que varios modelos lo llevan, todavía no nos acostumbramos al neumático por fuera del vehículo y, además, no creemos que sea una características correcta en el tránsito. También este formato ofrece una buena vista trasera y el portón levadizo y no lateral que nos trajó bastante complicaciones cuando probamos la Ford EcoSport.
El equipamiento de confort es amplio. Lo llamativo es que no cuenta con climatizador automático y navegador, pero si ofrece sistema one touch en todas las ventanas, encendido automático de luces con regulación interna de faros y alarma al apagar el motor, control de velocidad crucero, computadora de abordo y volante multifunción. A su vez, la versión LTZ probada por Conduciendo.com dispone de un completo equipo de seguridad con seis airbags, sistema de frenos ABS (antibloqueo) con EBD (distribución de la fuerza del frenado electrónicamente), control de estabilidad (ESP) y de tracción (TCS), columna de dirección colapsable y ganchos ISOFIX.
Producido en México, la Chevrolet Tracker llegó para competir en un segmento donde antes no había un producto de la marca. Los años de espera para la llegada de este modelo terminaron siendo un buena jugada, porque con su diseño, el confort de marcha y la tecnología ofrecida, puede disputar el trono a cualquiera de sus competidores. Eso si, al igual que la mayoría sus rivales, estamos hablando de un vehículo de casi 185.000 pesos.
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