Test: BMW Serie 5 GT

Mezcla de familiar y coupé de cuatro puertas, el GT se destaca por ofrecer un confort sin igual y un equipamiento enorme; sus prestaciones, habitabilidad y dinámica lo hacen ideal para viajes largos.

Pruebas | conduciendo | 13/09/2013 | Compartir

Dentro de los vehículos de alta gama parece haberse acabado el aburrimiento. Ya no alcanza con producir sedanes cuadrados y confortables, sino que el diseño y la vanguardia se apoderó también de ellos, y de sus consumidores.

Por eso, resulta difícil definir al BMW serie 5 GT. Y, probablemente, esa fue la intención de la marca. Con gran porte, caída de coupé pero altura de familiar es posible que nos encontremos con un competidor del Audi A7 y, en algún aspecto, del Mercedes-Benz CLS. Probablemente se encuentre más cercano al primero, de figura en tanto más corpulenta y familiar, aunque no al nivel del Gran Turismo, que ha apostado mucho a la habitabilidad.

Este último aspecto es heredado del BMW Serie 7, del que deriva el GT (a pesar de sus siglas no lo hace del Serie 5) y, a nuestro modo de ver, es el más indefinido de su clase gracias al corte del techo que lo emparenta por momentos a un vehículo crossover grande a diferencia de sus competidores, lo que le permite ser un modelo que atraviesa varias generaciones de compradores, quedando siempre adecuado a la circunstancia.

El aspecto es verdaderamente imponente. Se trata de un vehículo de 5 metros y 1,9 de ancho y llantas que pueden elegirse hasta de 20 pulgadas que hacen que no pase desapercibido por las calles. La caída del tercer volumen es lo que más llama la atención, debido a que su portón se levanta y conecta al habitáculo con el baúl. A pesar de ello es netamente reconocible la marca por las prominentes luces traseras típica de los últimos ejemplares. Hacia el frente, está muy emparentado con la nueva generación de la Serie 5 y la 7, aunque más corpulento.

Una vez que nos subimos notamos que todo es lujo y alta calidad. Los cueros son notoriamente “Premium” como los encastres o las maderas que en este caso mantiene un ambiente más rústico –aunque no por ello menos lujoso- al estilo de los tiempos que corren. Una de las primeras cosas que notamos es que la butaca permite adoptar casi cualquier posición, más deportiva y baja o elevada de tipo SUV, y todas pueden adquirirse de modo eléctrico (incluyendo el volante) y con facilidad. Estos asientos son envolventes tanto en la parte de la banqueta como en el respaldo y permiten extender el asiento para aquellos con piernas más largas. El acompañante posee una comodidad similar.

El lujo del auto se percibe en las plazas posteriores, no sólo por su espaciosidad, sino porque permiten darle a sus ocupantes un confort extra sólo visto en berlinas dignas de ser manejadas por chofer. Sus asientos se reclinan y generan un espacio para poder relajarse plácidamente (la versión probada no montaba DVD en los apoyacabezas). Si a ello le sumamos un juego muy preciso de las suspensiones, el confort de marcha le permitirá a los pasajeros hasta poder leer en un viaje. Eso sí, la plaza central queda muy reducida e incómoda, siendo el GT un auto pensado para cuatro pasajeros.

Sin embargo, la capacidad del baúl que a primera vista parece enorme (610 litros) es un tanto reducida para lo que se espera de un auto de este tamaño. Obviamente que el beneficio que obtienen los pasajeros hace mermar un poco el lugar para el equipaje.

Por su lado, el tablero es típicamente BMW como así su consola central. La pantalla central, amplia y tipo wide screen, se destaca en el frente y se conduce desde el iDrive (la ruedita tipo mouse que comanda todo el conforte del auto). Es un sistema que requiere de cierto conocimiento previo para dominarlo y, recién allí será óptimo, porque sino puede no ser tan intuitivo y algo lento.

En cuanto a equipamiento es poco lo que se puede decir porque lo tiene casi todo, tanto desde confort como en tecnología aplicada a la seguridad. –ver ficha técnica

Tal vez la parte más esperada para hablar de un BMW sea el de su desempeño. Claramente, siempre y sin excepción, es donde la marca no falla. Esta versión probada (335i) por Conduciendo.com posee un motor de 3.0 litros y 306 caballos de fuerza. Este motor ya viene siendo montado en diversos modelos de BMW y es evidente que en el Serie 5 GT se destaca un poco menos que en el Serie 3 en cuanto a su performance debido al peso, que supera los 2000 kg. En consecuencia nos encontramos con un auto de respuesta rápida y veloz en ruta pero no tan deportivo o ágil como autos más livianos con el mismo motor. Por su lado, un tanque de combustible de 70 litros esconden un poco los consumos que no son bajos.

Contrariamente, la insonorización de marcha, las suspensiones regulables en altura y su desplazamiento sumamente progresivo mejoran el confort respecto de otros modelos. Las curvas rápidas son compensadas por su carrocería y permiten estar siempre seguro y a gusto. La dirección es extremadamente precisa y, en conjunto con los asistentes de estacionamiento hacen olvidar del tamaño del auto, aunque haya que extremar las precauciones para su uso en ciudad o en cochera porque muchas veces su gran volumen pasa a ser incómodo. Otro de los puntos fuertes es su transmisión de ocho marcas secuencial. Es tan precisa y divertida para manejar de manera manual como disfrutable en modo automático.

Para quien busque un deportivo puro tal vez este no sea su auto, pero el que esté en busca de un vehículo con todo el confort, espacio interior y lujo al máximo estará muy a gusto en su BMW Serie 5 GT. Y, su estilo poco definido, permitirá sentirse cómodo a personas que atraviesen más de dos generaciones de distancia.

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