Primer contacto: Citroën C3

Por más de 100 kilómetros, y a través de las calles y rutas de la ciudad de Puerto Madryn, testeamos dos de las flamantes versiones de la segunda generación del pequeño hatch francés.

Pruebas | conduciendo | 10/12/2012 | Compartir

Luego de un viaje de más de 2:30 horas de vuelo en un charter biturbohélice, llegamos al Aeropuerto El Tehuelche de Puerto Madryn, Chubut, para formar parte de la presentación del nuevo Citroën C3 en el país. Conferencias de prensa, avistaje de ballenas, pruebas de manejo, charlas informales y hasta un concurso fotográfico fueron las actividades programadas que integraron el libro de rutas a la hora de pasar la estadía en el sur.

De camino hacia el lugar de hospedaje, el hotel Territorio, ya se vislumbraron varios ejemplares del nuevo compacto francés a los costados del camino y ubicados en diversos puntos claves de la localidad. Tras dejar el equipaje, y escuchar la oratoria de las distintas autoridades de la compañía en el EcoCentro, organizados en grupos de dos periodistas por vehículo, llegó el turno de sentarnos al volante del modelo.

Una versión de color gris grafito, perteneciente a la familia de la versiones Tendance fue las que nos asignaron durante el primer día. En lo que al exterior se refiere, si bien se respetaron las líneas redondeadas de su exitoso antepasado, la realidad indica que vimos un C3 nuevo y no un restyling. De hecho, este ejemplar que es importado desde Porto Real, Río de Janeiro (Brasil), comparte la nueva plataforma que también utilizan el C3 Aircross y el C3 Picasso.

Más allá de las formas, estéticamente observamos un auto atractivo y moderno, que a comparación de su antecesor incorpora una parrilla más grande que contiene el doble chevrón en el centro y que es escolatada por los faros delanteros de gran tamaño, luces diurnas de LEDs horizontales (su primo, el DS3, las lleva en posición vertical), antinieblas, una importante entrada de aire inferior y llantas de aleación de 15 pulgadas. Las luces posteriores en forma de boomerang y los detalles cromados del baúl son otros aspectos a destacar de la imagen.

Sin lugar a dudas los laureles del producto se los otorgamos al techo panorámico Zenith, que aumenta el largo del parabrisas de 990 a 1.350 milímetros y que incrementa el ángulo de visión en 80 grados. Quizás por momentos no era necesario llevarlo totalmente rebatido porque el ingreso de tanta luz del sol podía llegar a perjudicar a la visión del conductor, sin embargo, nos pareció una verdadera picardía no aprovechar semejante cualidad.

Los materiales y plásticos del interior nos parecieron bastante buenos. La misma apreciación nos dejó la postura de manejo, dado que las butacas son cómodas y a que es fácil de adaptar a las necesidades de cada uno gracias a las regulaciones del volante. Obviamente, la amplia capacidad vidriada es una ventaja tanto para apreciar el paisaje como para observar hacia donde uno se dirige. De hecho, las dimensiones del techo nos dejaron la sensación de que no sólo lo aprovechan los ocupantes de las plazas delanteras, sino que también los de las traseras, ya que resulta casi imposible perderse detalle de lo que sucede afuera. Justamente, a pesar de que la distancia entre ejes (ver ficha técnica) se mantuvo igual a la de la edición anterior, el espacio para quienes viajan atrás nos resultó suficiente y práctico.

La mecánica de la versión Tendance está a cargo de un motor de 1.5 litros que genera una potencia máxima de hasta 90 caballos de fuerza. Este impulsor, que reemplaza al viejo de 1.4L y 75 CV, nos dejó un parecer positivo para el uso diario, ya que no trabaja de forma exigida a baja velocidad y tiene la tendencia a empujar hacia adelante en las cinco marchas de su caja de cambios manual. A pesar de no haberlo corroborado en este primer contacto, de acuerdo con la automotriz, el gasto de combustible promedio en ciudad es de 5.21 l/100 km.

Para el segundo día, cuando llegó el turno de la prueba de mayor recorrido -había que conducir desde el centro de la ciudad de Puerto Madryn hasta Puerto Pirámides para ir a “visitar” a ballena franca austral- nos esperaba un C3 de color Blanc Banquise (blanco) versión Exclusive y equipada con el pack My Way. Las principales diferencias exteriores con la otra variante son las apariciones de las manijas, la puntera de escape y los retrovisores laterales cromados, y las llantas de aleación de 16 pulgadas.

En la cabina, la incorporación de elementos como el climatizador automático, el encendido automático de luces y limpiaparabrisas, el retrovisor interno electrocromo, los Asientos delanteros con apoyabrazos (2), el limitador y regulador de velocidad, la pedalera de aluminio, el volante en cuero con detalles en metal, el tapizado de cuero bi-tono y los airbags laterales, favorecen netamente al confort. Para quien maneja, que los elementos ubicados en la consola estén cerca y que además sean de fácil accionamiento es una ventaja. Los mismo sucede con el control de las funciones de la pantalla color de 7 pulgadas que lleva el navegador y refleja los comandos de la radio.

Lejos de los siete airbags y el control de estabilidad que ofrece el Fiesta KD (competidor directo), la existencia de las bolsas de aire delanteras y laterales, la alarma volumétrica, los frenos ABS con repartidor electrónico de frenado (REF) y los cinturones de seguridad de tres puntos en todas las plazas, se ajustan a la media del segmento. Como faltantes, sí son para tener en cuenta los espejos de vanidad iluminados, la calidad de los parasoles y el accionamiento eléctrico del techo panorámico.

La motorización del C3 Exclusive depende de un propulsor de 1.6 litros que eroga un poder de 115 caballos. A diferencia de lo ocurrido durante la primera jornada, en esta oportunidad sí salimos a la ruta, donde corroboramos un magnífico rendimiento, que nos permitió rondar los 190 km/h como velocidad máxima y que, a pesar de alguna pequeña inestabilidad, le sienta muy bien. En pleno regreso al hotel, nos tomamos unos minutos para pasar por una estancia a merendar, camino hacia ella, el terreno seco de la Patagonia nos brindó la posibilidad de chequear la respuesta del modelo en una superficie más reacia y similar a la de una competencia de rally. Otra vez las exigencias fueron superadas.

En conclusión, y a la espera de poder realizar un test más completo y exhaustivo, podemos afirmar que ya sea por su renovada figura, por los mejoras mecánicas, o por la incorporación del techo Zenith, lo cierto es que la segunda generación del modelo de entrada a la gama Citroën tiene las cualidades necesarias como para destacarse en su segmento.

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