Test: Volkswagen Passat

Sobrio pero moderno y consistente, el buque insignia de la marca alemana demuestra por qué sigue siendo el líder indiscutido del segmento.

Pruebas | conduciendo | 04/11/2013 | Compartir

Mucho se ha discutido entre los periodistas, especialistas y entusiastas si esta última versión del Volkswagen Passat representaba verdaderamente una nueva generación o si, por el contrario, solo era un face lift de la saga anterior, conocida por sus faros traseros de luces redondeadas.

Probablemente la respuesta no sea ni una ni una ni la otra y debamos acuñar un nuevo término intermedio para distinguir aquellos modelos que cambian notoriamente pero que no necesariamente son un auto nuevo o un cambio generacional certero, lo que cada vez es más habitual en la industria. Estoy seguro que en su estilo exterior el cambio ha sido mucho más cercano a lo generacional que a un simple restyling, pero no en el interior o en las motorizaciones.

Cuando la marca decidió en el año 2005 presentar su tradicional Passat como un modelo un tanto más osado (sobre todos por los mencionados faros posteriores que luego introdujo en el Jetta – Vento) parecía tomar una nueva dirección el rumbo del modelo. Sin embargo, cuando en 2010 se mostró la nueva etapa quedó claro que se volvía lo más tradicional y seguro, tal vez más cercano a Audi.

No deja de ser cierto que un líder absoluto de su segmento como lo es el Passat no tiene por qué tomar tantos riesgos, más si consideramos que la mayoría de sus compradores pretenden un auto de alta gama dentro de una menos ostentosa marca generalista.

En cambio, en otros aspectos la marca siguió la senda ya trazada. El interior sufrió una pequeña evolución, pero manteniendo excelentes terminaciones y muy buena calidad de materiales, incluso a niveles de modelos de marcas de lujo.

Pero si algo ha tenido en claro la marca Volkswagen es que el modelo debía mantener y mejorar su capacidad prestacional en todo concepto y es allí donde el Passat cumple acabadamente. En general es un modelo que se encuentra por encima de lo correcto en todo, con algunos puntos elevados. Por ejemplo es un vehículo con buena habitabilidad, donde los ocupantes de las plazas traseras tienen espacio suficiente para acomodarse, incluso si un tercero quisiera hacerlo en el centro de la butaca también estaría cómodo. Esta amplitud no merma una gran capacidad del baúl (donde se le puede reprochas una boca no tan amplia). Más allá de sus casi 4,8 metros de largo, se encuentra bien resuelto el espacio en general.

Las plazas delanteras se caracterizan por ser bastante envolventes y con un respaldo angosto y alto, beneficiando el uso real de los apoyacabezas, los que poseen el sistema pivotante hacia adelante o atrás que permiten su mejor aprovechamiento y es una buena solución para ser incorporado por más marcas y modelos. Según el modelo posee regulación eléctrica de los asientos que logran una óptima y descansada posición de manejo en colaboración con una bien colocada selectora de cambios (versión manual probada).

Se destaca en su interior la consola central que divide las dos plazas delanteras, la que posee un cómodo apoyabrazos y, un espacio portaobjetos y el botón e arranque sin llave del auto y el freno electrónico de estacionamiento (lo que ponderamos por eficacia, diseño y espacio). La ausencia de navegador satelital es considerable y la presencia de un equipo de sonido de alta calidad hace de contracara. –ver ficha técnica

En general, el Passat brinda la sensación de estar conduciendo un vehículo de gama alta, por el concepto de su interior, la muy buena insonorización y el alto confort de marcha. La versión probada (2.0 Advance manual) notamos que las suspensiones trabajan para beneficiar la vida abordo y hacerla más placentera, la que se mejora por un perfil de neumático 235/45, aunque las llantas de 16 pulgadas parecen no darle jerarquía a un automóvil de este tamaño (entendemos que deberían ser al menos de 17, que sí monta la versión Luxury).

La dirección electrónica es dócil y facilita las maniobras de estacionamiento gracias a su amplio radio de giro y el asistente sonoro (y mediante dibujo en la pantalla) delantero y trasero. Por su lado la caja de seis marchas es precisa y no ofrece dificultad alguna al conductor aunque es indudable que este tipo de vehículos le sientan mucho mejor las transmisiones automáticas.

Su faz dinámica es otro de los puntos destacados. Su motor de 2.0 litros eroga nada menos que 211 caballos de fuerza y se caracteriza por su suavidad. Para quien quiera poner a prueba su potencial, cuando se pisa el acelerador el auto reacciona inmediatamente aún a bajas revoluciones y llegando a las 3000 rpm desarrolla una aceleración interesante que, sin transformarlo en deportivo, lo vuelve más que “picante”. En ruta tiende un desempeño estable y es rápido. El consumo de combustible es lógico para el tamaño y peso del auto, pero no ejemplar.

De lo escrito en esta nota se advierte que el Passat es completo y no tiene fisuras, pudiéndosele reclamar pocas cosas ya que detenta un conjunto de motor, seguridad, modernidad y equipamiento elevado. Queda claro por que ejerció un liderazgo de tantos años y resulta un refugio del comprador como “opción segura” y ha marcado el camino de la competencia que ahora sí está decidida a quitarle cuota de mercado con los muy buenos Peugeot 508, Ford Mondeo o Toyota Camry.