Test: Ford Focus Sedán Titanium 2.0 AT
La nueva generación del Ford Focus conjuga el diseño de la línea kinetic, la tecnología aplicada en los últimos modelos de la marca y el confort de marcha habitual del modelo, en un solo producto.
Catalogado por el que escribe como el próximo referente antes de su salida al mercado argentino, el Ford Focus estuvo a prueba para afirmar o desmentir la calificación puesta por Conduciendo.com. Después de estar una semana al volante pudimos comprobar que la «etiqueta» apresurada no fue un error, aquí te contamos la gran cantidad de características positivas y algunas otra pequeñas que son mejorables.
Con respecto a la generación anterior, en la única distancia que creció el sedán fue en el largo, que ahora es mayor en 53 milímetros y alcanza los 4534 mm. Asimismo, conserva el ancho (2010mm), el alto (1484mm) y la distancia entre ejes (2648mm), pero es 16 mm. más bajo que el Focus Exe.
El diseño exterior es una de sus características más loables. Las llantas de aleación de 17 pulgadas en color negro -sólo equipadas en la versión Titanium– y las medidas, se combinan para darle una líneas más agresivas que hacen parecer que el automóvil está más pegado al piso que cualquiera de sus rivales. Esta apreciación fue realizada por varias personas que preguntaron si venía así de fábrica o nosotros le habíamos hecho alguna modificación.
La línea «Kinetic Design» viene siendo un acierto de todos los modelos de Ford. Con algunos trazos distintivos en todos los modelos que fueron lanzados bajo la premisa del One Ford -totalidad de vehículos globales en el país para 2015-, la marca ha impresionado en todos los segmentos. Esta versión Titanium, probada por Conduciendo.com, también se diferencia del resto de la gama por tener la parrilla frontal cromada, luces diurnas de leds, faros bixenón direccionales y lavafaros.
El interior es uno de los puntos más conflictivos a nuestro gusto. Las plazas traseras han mejorado el espacio con respecto a su antecesor, lo que permite que los chicos puedan viajar comodamente en cualquier posición y que los adultos tengan suficiente lugar para la piernas; pero los que superen la altura media habitual se molestarán con la altura del techo que es baja por la terminación de diseño del vehículo.
Las plazas delanteras también son cómodas. La posición de manejo es buena, gracias a una confortable butaca con regulaciones eléctricas y al volante multifunción que se ajusta en altura y profundidad en forma manual. La inmensa consola central -enfocada casi en exclusiva para el conductor- ofrece un sinfín de tecnologías aplicadas al confort que «abruman» al conductor. El gran espacio ganado por la consola reduce los lugares para guardar objetos y muchas veces quedan dando vueltas por el vehículo. El baúl -que tiene debajo de la alfombra la rueda de auxilio temporaria- pasó de 526 a 421 litros. –ver datos técnicos–
Tapizado de cuero, pantalla táctil de ocho pulgadas con GPS y cámara de retroceso, sistema Sync con Bluetooth comandado por voz, equipo de audio Sony Hi-Fi, climatizador bizona, techo solar eléctrico, control de crucero y sistema de arranque sin llave con botón, son algunas de las cualidades de equipamiento que ponen al Focus como un referente del segmento.
Aún hay más detalles, pero algunos merecen un parrafo aparte como el estacionamiento asistido. El famoso «estaciona solo» también es de serie en la versión Titanium. Con sólo pulsar el «Park Assist», el vehículo busca el lugar y una vez encontrado te indica en la pantalla de la consola que se debe hacer con la palanca de cambios y con los pedales. La maniobra del volante se realiza electrónicamente y el Focus queda estacionado en lugares que antes «no entraba».
El motor es el conocido Duratec 2.0 naftero que equipaba la generación anterior pero fue mejorado con una nueva distribución variable que redujo el consumo de combustible y con un aumentó de potencia que lo llevó hasta los 170 caballos. Su andar es confortable tanto en ruta como en ciudad, por ejemplo, en autopista o ruta a una velocidad de 130 kilómetros por hora en sexta marcha, las revoluciones no ascienden de las 3000 por minuto y el motor casi no se escucha. Tiene buena aceleración -mejor si ponemos la palanaca en modo Sport- y buenos recuperos en la ruta.
La variante probada por Conduciendo.com estaba asociada a la transmisión automatizada Powershift de doble embrague y seis velocidades que funciona adecuadamente con pasos casi imperceptibles. Está la posibilidad de «manejar» la Powershift de manera manual con un botón mas/menos en la palanca a la altura del pulgar derecho, pero no es cómodo. En cuanto al consumo, esta unión del motor 2.0 con la caja automática tiene un promedio de casi nueve litros cada cien kilómetros en ciclo combinado.
Ford siguiendo su línea, «borró» del mercado argentino los automóviles diesel. El Focus III no tiene una opción turbodiésel y es un faltante para los clientes que están aferrados a este tipo de motorizaciones.
Esta tercera generación del Focus mantiene la suspensión trasera multibrazo que la da unos beneficios claros con respecto al eje rígido que equipan algunos de sus competidores. De esta manera, cada rueda es independiente a las imperfecciones del trazado y hace más fácil el manejo en curvas. También se ha ganado en confortabilidad porque se han calibrado las suspensiones un poco más blandas que su antecesor para mejorar su desempeño en ciudad.
Desde la versión más económica, el Focus dispone de doble airbag frontal, frenos ABS, cinco apoyacabezas, cinco cinturones de seguridad inerciales, alarma de olvido de cinturón de seguridad, ganchos Isofix y encendido automático de luces. La variante Titanium, además de contar con el estacionamiento electrónico ya mencionado, equipa seis airbags, control de estabilidad y de tracción, asistencia al arranque en pendiente y aviso de falta de presión en los neumáticos. En definitiva, sus cualidades de seguridad son similares o mayores a las ofrecidas en el segmento premium. –ver datos técnicos–
Con una inversión de 200 millones de dólares, el Ford Focus III comenzó a producirse en la Planta de Pacheco para abastecer a varios mercados del MERCOSUR. Desde el punto de partida del One Ford, la marca del óvalo comenzó a ser referente en cada uno de los modelos que lanzó al mercado gracias a sus cualidades de «vehículo global».
Para llegar a un Focus III en su versión básica habrá que desembolsar más de 142.000 pesos que está en la media del segmento. La Titanium AT, tope de gama, asciende hasta los 211.000 pesos y está un poco por encima de sus rivales, aunque creemos que no son números que puedan modificar la elección de una compra.
La salida del Focus demoró un tiempo con respecto a otros modelos de Ford –en Estados Unidos se comercializa desde 2010-, pero ni así quedó por debajo de sus competidores. En un segmento donde la renovación fue importante en estos últimos meses, el producto de Ford es un referente gracias a sus cualidades de diseño, confort, seguridad y tecnología.