Test: Mercedes-Benz CLS 350
Elegante y personal como pocos, el renovado modelo muestra su carácter de exclusivo en su diseño y hace relucir por dentro y en su funcionamiento el esplendor de la marca.
EL CLS es el creador de un segmento, el de las coupés de cuatro puertas. Semejante contradicción no podría ser mejor para definir al modelo nacido allá por el año 2004. Luego de su éxito otras compañías siguieron el camino. Hoy podemos ver en las calles siluetas como las del Audi A7 Sportback, el Volkswagen CC y otros menos pretensiosos con curvaturas prominentes hacia su parte posterior.
Luego de varios años, Mercedes-Benz dio un importante salto en el CLS. Actualizó su diseño inspirándole mucha más deportividad sin dejar de ser perfectamente reconocible. Ahora el frente es mucho más ampuloso y con la nueva imagen de marca que da inicio a un modelo que se lo ve de aspecto mucho más musculosos que su predecesor. También cambió el remate posterior que ahora luce ópticas más grandes y con llamativas luces de led.
El interior es típicamente Mercedes y casi no se aparta en nada de su hermano, el Clase E, manteniéndose con idéntica calidad. Continua con los tres relojes en el tablero con abundante información y una consola central que ubica la pantalla y, por debajo, las conocidas teclas para uso del teléfono, el audio y de la climatización dual. El torpedo que separa las butacas delanteras se extiende hasta las traseras haciendo de estas dos cómodas butacas (no puede viajar un tercero en el centro) con climatización digital propia de la segunda fila y portaobjetos en donde debería alojarse el tercer ocupante. En la noche una tenue iluminación amarilla otorga una interesante sensación de calidez.
Siempre es un placer subirse en el puesto de conductor de estos modelos de la marca de la estrella. Porque el volante se retira unos centímetros para atrás para mejorar el acceso, la butaca es amplia pero envolvente y de cuero diseñado y la posición de manejo se puede buscar casi como si estuviéramos jugando con distintos botones. Para los que nos gusta una posición baja y deportiva el CLS nos permite conseguir una posición extendida y cerca del suelo y los que gusten de una más elevada podrán hacerlo fácilmente. El volante tiene la parte de abajo chata dándole un toque de mayor deportividad.
Las plazas traseras merecen un punto aparte. En ellas la habitabilidad se ve un tanto más reducida que en otro modelo de cinco metros de largo gracias a la caída del techo que otorga esa excepcional silueta de coupé. Esto quiere decir que una persona de altura media-alta podría acercarse al techo con su cabeza y no encontraría un espacio relajado para las piernas. Por el contrario sí podría sentirse en un espacio distendido en cuanto al apoyabrazos central de gran amplitud, el repozabasos, la mencionada climatización y la recepción sin fisuras del sonido de su sistema de audio. Algo similar sucede con el baúl, al tener una abrupta caída provoca que disminuya su espacio, el que es de tamaño medio con buena boca de carga y no muy alto.
Su silueta diseño que marca tendencia y provoca miradas se ve impulsado por un motor que le sienta bien. Se trata del conocido V6 de 306 caballos que ya equipa otros modelos de la marca y empuja los no tan pesados 1735 kilogramos y le permite lograr una buena relación peso-potencia. Así, el CLS no se comporta como un deportivo como puede hacerlo su versión AMG, un bólido de 557 caballos de fuerza. Pero con esto no queremos decir que tenga un motor de rendimiento pobre, sino todo lo contrario, tiene rápida reacciones desde marcha detenida y buenas aceleraciones que hacen disfrutar mucho de un auto que denota su alta gama por donde se lo mire o se lo pruebe.
En ruta el CLS siempre está bien aplomado y casi agazapado al suelo y en ciudad no parecería tener los neumáticos de perfil bajo que le han colocado a las llantas de diseño deportivo y 18 pulgadas. Aquí en donde se destaca una cualidad siempre vista en la marca que es su impecable dirección y amplísimo radio de giro que facilitan mucho las cosas en vehículos de estas dimensiones.
Al igual que los últimos Mercedes-Benz, el CLS no posee selectora de cambios y solo se coloca la marcha desde una pequeña palanca detrás del volante. Para los que quieran más diversión es posible usar las paletas que se encuentran detrás del volante y conducir en forma secuencial. Es de notarse que la caja de siete marchas es eficiente y lleva a tener un comportamiento relajado que mejora el consumo de combustible, pero no se trata de un sistema verdaderamente veloz si uno quiere utilizarla con cierta deportividad.
Si tuviéramos que resumir al CLS 350 no dudamos en decir que lo tiene casi todo a la vez que cumple en todos los aspectos. Si tuviéramos que destacar algún aspecto no podemos dejar de sostener que su diseño exterior marca la diferencia al igual que la calidad general percibida.
De esta manera, el CLS es un vehículo ideal para aquellos que buscan un sedán de alta gama pero más divertido y deportivo de lo común y que trasciende las barreras de las edades de los potenciales compradores.