Test: Toyota Prius
Líder mundial y marcador de tendencia, el Prius sigue demostrando que la tecnología por la que apostó Toyota será la reinante en el futuro próximo.
Nuevamente me encuentro manejando un Prius. Y todas las veces que tuve la oportunidad de hacerlo me he dado cuenta que el mundo seguirá apostando a la tecnología híbrida. Probablemente Toyota sea uno de los grandes responsables de que ello suceda porque con la primera generación de este vehículo ha demostrado que no se trata de un ensayo de laboratorio, sino de un tipo de impulsión capaz de ser comercializado a la par del motor tradicional y, de a poco, reemplazándolo.
Toyota también se ha adelantado en nuestro país, siendo la primera marca en traer un vehículo híbrido y la única que a la fecha posee un automóvil con esta características (además solamente existen otros dos modelos SUV de alta gama). Pero dicho título no es suficiente si no se muestran los verdaderos beneficios que el Prius es capaz de introducir en la industria, en la sociedad en general y a su propietario.
Lo anterior es relevante porque en Argentina aún no está expandida la noción de en qué consiste un vehículo híbrido o qué beneficios aportan. De hecho más de una vez me han consultado en algún semáforo cómo funcionaba o de qué manera se conducía. Por tal motivo me parece relevante no realizar un review tradicional sino acercar al lector no ávido de estos temas a la tecnología en general y al Prius en particular.
En primer lugar un vehículo híbrido se maneja igual que cualquier otro modelo convencional y utiliza dos motores, uno a combustión y otro eléctrico, combinándolos de la manera más eficiente posible para reducir los consumos y la emanación de gases. Todo ello lo realiza el auto de forma totalmente autónoma y de acuerdo al tipo de conducción que desarrollemos priorizando siempre el manejo más sustentable, aspecto que el conductor puede observar durante cualquier trayecto en la pantalla central digital.
Es que este automóvil no sólo es consciente de los beneficios medioambientales que genera la menor utilización de combustibles fósiles como el petróleo o la minimización del impacto generada por la combustión del motor, sino que otorga una mejora explícita del consumo de combustible que se ve reflejada directamente en los kilómetros recorridos por litros de nafta.
Tal es así que el Prius en promedio puede desplazarse 100 kilómetros con sólo unos cuatro litros, mientras que un modelo de consumo medio consumirá no menos de diez litros en ese recorrido. Para lograr esto suele utilizar en los momentos de mayor consumo – como el arranque de partida detenida- solamente el motor eléctrico para luego complementarlo o reemplazarlo con el de combustión, trabajo que irá repitiendo a lo largo de todo el recorrido.
Un aspecto distintivo de lo conocido es que cuando el Prius se enciende (mediante botón) pareciera que aún no ha arrancado porque no emite sonido ni vibración alguna dado que sólo se encuentra en funcionamiento el impulsor eléctrico. Es una sensación rara para quien está acostumbrado al típico sonido del motor, pero créame que es verdaderamente placentero. Esto continúa del mismo modo cuando empezamos a desplazarnos (la sensación es similar a cuando se deja un auto sin freno en una bajada y con el motor apagado) y se puede mantener sólo con batería si lo hacemos a bajas velocidades durante un tiempo limitado.
Para aquellos que creen que este sistema híbrido le quita el “alma” al vehículo, puedo animarme a decir que deberían probar un Prius para desmitificar este preconcepto. Si bien no fue concebido como un modelo deportivo, no tiene nada que envidiar a las prestaciones de cualquier otro ejemplar convencional de su tamaño y, por qué no, hasta superarlo. Saber que acelera de 0 a 100 km/h en unos diez segundos y que llega a los 180 km/h de velocidad máxima es la mejor respuesta a este tipo de consultas.
Creo que el Prius ha sido pensado por Toyota, y no sólo por su aspecto estrella que venimos comentando, ya que hay otros factores que demuestran que es un modelo 100% enfocado en el usuario. Además del bajo consumo, ostenta un confort de marcha elevado. La transmisión tipo CVT (continuamente variable) hace imperceptible el paso de las marchas y la dirección está ajustada en su punto exacto.
Si tenemos que referirnos a la habitabilidad encontramos con que la posición de manejo es buena, porque otorga confort y mucha visibilidad. A su vez, la lograda consola central tipo “voladora” le otorga un aspecto futurista y facilidad al usuario para el uso de los comandos habituales. Por su lado la información se encuentra totalmente digitalizada en un panel central más alejado del conductor donde se reflejan los contenidos tradicionales a los que se agrega un destacado espacio de demostración de uso en tiempo real del sistema híbrido.
Las plazas traseras tienen buen espacio, fijaciones para asientos de niños y espacio para tres adultos, beneficiado por el piso casi plano. El baúl, que se abre como un hatchback tiene capacidad de 445 dm3 y puede ampliarse quitando el cobertor o rebatiendo los asientos posteriores. –ver ficha técnica–
Vale la pena agregar que el diseño del Prius genera una sutil atracción en la calle. Tal vez su estética un tanto distintiva, sus LED verticales posteriores o simplemente su tecnología marcan la diferencia.
Quien se acerque al final podrá decir que me he vuelto fanático del Prius y de su motor híbrido. Lo cierto es que me ha cautivado su mezcla de simpleza y sofisticación, su idea de intentar resolver al usuario citadino los verdaderos temas relevantes en el uso de un automóvil como la mejora del consumo de combustible, el confort de marcha y la habitabilidad, además de contribuir con el medio ambiente.