Test: Toyota Prius
Distinto a todos, representa más que solo un cambio de tecnología, sino un cambio de conciencia a nivel mundial; sin embargo demuestra que la transición puede ser sin traumas.
Hace tiempo que se viene hablando de tecnologías alternativas para reducir la dependencia del petróleo y, a su vez, que el medio ambiente se beneficie al evitar la contaminación que proviene de los motores a combustión. Pareciera, finalmente, que la tecnología ganadora para reemplazar los combustibles fósiles será la electricidad y en esta vía Toyota no sólo resulta pionera en el ensayo, sino también en poner a disposición del público un vehículo con características hibridas.
Esta tendencia fue seguida por varias marcas y, en países como los Estados Unidos, ya se comercializan grandes cantidades de esta clase de autos “verdes”, y la tendencia va en crecimiento.
Si llegar a la eliminación total del combustible tradicional, esta tecnología abre el paso a cambiar más de un siglo de historia en la utilización del petróleo que único medio de energía en el impulso de vehículos. Es que el sistema híbrido se encuentra compuesto por dos motores, uno eléctrico y otro de combustión como cualquier otro auto.
El Prius lleva ventaja desarrollando esta combinación y consigue un desempeño muy interesante porque logra que se conduzca casi de forma idéntica a uno convencional, pero con algunos detalles distintos.
Lo que será verdaderamente curioso es que al encenderlo se pone en funcionamiento el motor eléctrico por lo que el auto no hará ruido y tampoco emitirá la tradicional vibración que hará pensar que es imposible arrancar en esas condiciones. Por el contrario el auto está listo para la partida. Esta situación se repite en momento donde no es necesario que se siga consumiendo combustible -como en un semáforo- dando paso a que el Prius sólo funciona a batería. Esto se repite cuando la computadora entiende que pueden ser combinadas las fuerzas de ambos motores o que conviene utilizar el eléctrico.
Todo esto redunda en una mejor utilización del combustible, logrando un interesante ahorro en el consumo. Obviamente que la tecnología eléctrica es demasiado moderna para obtener objetivos mucho mayores –además de que aún no se encuentran disponibles estaciones de recarga- pero resulta el comienzo de una tendencia que pareciera inevitable.
En combinación con este motor, el Prius incorpora otros elementos tecnológicos acorde con su postura de vanguardia. Esto se aprecia en una estética moderna que demuestra privilegiar claramente su rendimiento a la deportividad o la exclusividad. Por otro lado, el tablero de instrumentos es totalmente digital y situado en posición central donde se destaca la permanente información sobre el flujo de energía y carga que lleva a cargar la batería para conocer qué posibilidad tenemos de utilizar el sistema eléctrico, el que puede seleccionarse manualmente para cuando se circula a muy baja velocidad por un tramo corto.
Ese aspecto interior de los tiempos que vendrán también se evidencia en su consola que baja en diagonal para encontrarse con el apoyabrazos central, al estilo de una cabina de avión y que, además, es verdaderamente cómoda porque pone el alcance de la mano el instrumento que se encuentre allí ubicado. Ese mismo lugar es el espacio para la palanca de cambios, si es que se la puede llamar así. Esta no solo que descubre un aspecto futurista, sino que es muy pequeña y con pocas opciones, como para hacer la conducción lo más fácil posible.
Contrastan con estos toques modernos otros elementos que son tomados del resto de la línea de Toyota y que pasan a la tierra al Prius. Por ejemplo, el sistema de audio, los botones para levantar las ventanas y ciertos detalles que para la modernidad del vehículo parecen rezagadas.
El puesto de conducción es cómodo y el resto de los ocupantes también estarán igual que en un sedan medio. La visión trasera es particular porque no se puede decir que sea mal; al caer la luneta como una coupé la visibilidad se corta y continúa luego con otro vidrio en la parte inferior, por encima de la patente, implicando que veremos por el retrovisor en dos partes. El baúl tiene buena profundidad pero, como se encuentran depositadas las baterías debajo de él, es plano y no es hondo.
La dirección es realmente destacable y el confort de marcha se beneficia mucho del motor eléctrico, porque cuando este funciona pareciera que no estuviéramos circulando porque, como dijimos, no se escucha ni siente absolutamente nada. Al principio es una experiencia rara porque la costumbre hace que si no percibimos el motor, por mejor y silencioso que este fuera, no estamos en un auto.
Pero debemos prepararnos para esta alternativa, porque probablemente pronto estaremos hablando de KW y olvidaremos a los viejos y queridos RPM que, a muchos entusiastas de la música que emiten los motores, ya se lo están lamentando. De todos modos, los U$S 42.000 (en Estados Unidos poco más de U$S 22.000) que cuesta el Prius en la Argentina, y a pesar de sus incentivos fiscales, harán demorar su rápida inserción.