Test: MINI Countryman Cooper S All4
Destacado por su aspecto, su interior y su dinámica, tomamos contacto con este vehículo de rasgos verdaderamente distintivos.
Cuando parecía que MINI tenía su fecha de vencimiento establecida, la marca supo proponer un nuevo modelo que implicó cambiar, en gran medida, lo que venía haciendo con el Cooper y , a la vez, no cambiarlo tanto.
Esto puede parecer contradictorio, pero no lo es tanto. El Countryman puede ser reconocido a primer golpe de vista como un MINI y a su vez mantiene los rasgos esenciales que hicieron famosos a la gama reintroducida en el año 2004. Por el otro, encontramos que es un vehículo de 5 puertas con una tendencia un tanto mas familiar y con un despeje mayor del suelo que lo trasforman en un especie de crossover que busca una finalidad distinta a lo conocido en la marca.
Dentro de este conjunto de ideas, el Countryman ofrece una versatilidad mayor que su hermano mas pequeño porque tiene más espacio interior y tracción integral (sin dejar de lado sus prestaciones). A su vez, mantiene la esencia de la saga con grandes llantas y musculosa carrocería que, si bien lejos está de sus inicios en la década del ´50, representan modelos verdaderamente distintivos en el ruedo de la industria automotriz, y ese es otro valor agregado fundamental.
El interior vuelve sobre la idea mantenida por MINI donde se destaca un enorme velocímetro situado en el centro del auto y un pequeño cuenta revoluciones delante del volante sin que exista tablero. El resto de las funciones se reproducen en la pantalla central. Mas allá de los gustos, esto representa otro punto diferenciador al igual que el uso de perillas (hasta un tanto excesivo tal vez) a lo largo de la consola de mandos y sobre el techo, otorgando un aspecto similar al del cockpit de un avión donde predominan en la noche los colores dados por la iluminación del habitáculo que pueden ser variados según las tonalidades que elijan sus ocupantes (algo parecido a lo que también monta el Ford Fiesta KD)..
Al sentarnos al volante notamos que sus butacas nos reciben con muy buena sujeción lateral y una banqueta un tanto corta para los que son altos, aunque estos se verán muy beneficiados a la hora de descansar la pierna del acelerador debido a que no chocan con la consola central gracias a que ésta se angosta sin molestar, tal como sucede en otro vehículos, generalmente los de mas alta gama. Si uno de es de aquellas personas que se sube al auto con muchos elementos (teléfono, llaves, control de la cochera o algunas otras cosas) no es el auto ideal porque encontramos una deficiente capacidad para alojar objetos. Mas allá de su guantera, tiene un pequeño y algo incómodo espacio para guardar dentro del apoyabrazos central.
Algunos de sus destacados corresponden a las butacas de cuero, volante multifunción y techo panorámico, aunque que no nos ha resultado tan acertada la ubicación de algunas teclas, como por ejemplo la apertura de las ventanas por encontrarse alejado del la intuición de quien conduce. Para el costo que tiene en nuestro país le hubiésemos pedido un equipamiento extra como un segundo climatizador, salida de aire trasera, asientos eléctricos, aunque no podemos dejar de notar que el resto lo tiene casi todo en materia de seguridad y confort.
Del lado dinámico nos encontramos que el Countryman posee tracción integral aunque no se trata de un auto concebido para off-road debido a sus suspensiones rígidas y sus neumáticos de perfil bajo más destinada a brindar mejores prestaciones de seguridad dinámica y de tracción en todo tipo de carretera, inclusive, sobre los caminos nevados mas frecuentes en Europa donde logra un diferencial.
En su conducción el auto es verdaderamente sólido, aplomado y saca provecho de su anchura y los grandes neumáticos que le brindan estabilidad. También le otorgan una sensación de seguridad y de dominio del vehículo. La versión probada cuenta con un motor que eroga 184 CV, de tintes deportivos sin llegar a tener prestaciones que nos sorprendan. Acelera bien y nos da la posibilidad de saber que tiene la potencia necesaria al momento de pedírsela, aunque su peso de 1455 kg hace mermar un poco su rendimiento deportivo. Sin embargo el auto es divertido para manejar y vale la pena experimentar estar a bordo de un MINI.
Las suspensiones son cortas y los neumáticos de un perfil muy bajo, lo que brinda seguridad y una estética mejorada en lo deportivo, pero puede perjudicar para quien conduzca en calles irregulares, resultando un poco ásperas. Su caja de velocidades es automática de 6 marchas con levas al volante, para manejar secuencialmente que acompaña correctamente al motor sin ser extremadamente veloz.
La habitabilidad de las plazas traseras está bien lograda y, si bien no es sumamente amplia para las piernas, es correcta y la forma en que termina el auto permite que el techo no moleste a los ocupantes altos. Por su lado, el prolijo baúl que posee guardaobjetos debajo de una tapa oculta, tiene capacidad de carga de 350 litros.
En conclusión el Countryman es una auto extraordinario desde el diseño interior y exterior donde nada es al azar y está bien diferenciado de cualquier otro vehículo en el mercado y sin un competidor directo a la vista. Además todos los elementos de confort motor y seguridad son irreprochables y propios de autos de alta gama. Quizás su elevado precio hace que el automóvil se convierta en una compra puramente emocional, pensada para el disfrute de su usuario que no encontrará en los detalles señalados más arriba un obstáculo para decidir que el Countryman sea su adquisición.