Test: Acura ZDX

Casi único, de alta calidad y vanguardista, el ZDX logra conjugar varios automóviles en uno y es capaz de rivalizar con cualquier marca de lujo.

Pruebas | conduciendo | 23/11/2010 | Compartir

Debo confesar que, por lo que había visto en fotografías, el ZDX no me había impactado demasiado. Me daba la impresión de ser un vehículo sin una estética definida y que, por haber querido ser distinto, se había quedado a mitad de camino de todo. Cuando lo recibí cambió mi opinión por completo a primera vista. El modelo es fuerte y portentoso, casi que impacta, y no por sus dimensiones, sino por su presencia.

Contrariamente a lo que intuía puede preciarse como rival directo del BMW X6 con quién mantiene mucha similitud en las proporciones y en su diseño mezcla de camioneta, coupé y sedán.

Este modelo ya he notado que despertó distintas actitudes en la gente entre los que encontré algunos casi maravillados y otros que han puesto cara de estar viendo un objeto exótico. Claro, no solo se trata de coupé de cuatro puertas hecho SUV sino que adopta el nuevo código de diseño de Acura que, para algunos, lo hacen casi idéntico a un bote acorazado, por su terminación delantera en punta. Al contrario, para muchos, esto es pura vanguardia.

Ingresar en el ZDX parece llegar al futuro porque la disposición, formas, materiales y colores utilizados se logran en sintonía con lo que uno imagina vendrá en los próximos años. Se han cuidado mucho en realizar una prominente consola central que divide a las plazas delanteras de una forma contundente. Todo el interior está en vuelto en prominente cuero de buena calidad, hasta en los lugares poco comunes. La parte alta de la plancha (o consola central) es compartida casi en su totalidad con la camioneta MDX, aunque resigna un poco de calidad con respecto a esta última. El doble techo vidriado también colabora con su aspecto luminoso.

El asiento del conductor no solo se regula fácil y electrónicamente, sino que encuentra una posición de manejo que vale la pena experimentar porque verdaderamente trasmite al que maneja todos los elementos que surgen de la mezcla de su diseño. Claro, no solo estéticamente ha logrado traducir varios conceptos, sino que Acura pudo volcar ese concepto a la conducción.

Por un lado, nos encontraremos en una posición medianamente elevada, aunque no tanto como otras camionetas, y notaremos que es un SUV por lo pesada que resulta. Si bien tiene un potente motor V6 de nada despreciables 300 caballos de fuerza no es muy rápida desde la partida detenida.

Por otro lado, la cabina casi no ofrece cabeceos, porque sus amortiguaciones no son muy largas y sus perfiles de neumáticos deportivos, transportándonos así a la semejanza de una coupé. Pero respecto a su conducción, por su simpleza y la forma en que se desenvuelve en la autopista o en la calle se asemeja a un sedán.

Obviamente que este particular estilo tiene ciertas consecuencias. La visión trasera es la primera perjudicada, aunque en este caso puede ser paliado con el monitor que nos ayuda con la cámara de retroceso. Otros de los inconvenientes se encontrarán a la hora de que algún adulto de mediana estatura ingrese en las butacas traseras. En este caso no se verá tan perjudicado por la distancia con el asiento de adelante sino por la corta distancia que existe hasta el piso y la caída abrupta del techo. Ese mismo estilo es el que se impondrá en el baúl, el que, tras su elegante apertura, solo dejará espacio para unas pocas cosas.

En conclusión, un vehículo como pocos por su diseño y distinción del resto -aunque ahora esta será una tendencia- y confort para los ocupantes delanteros. Si el uso es para off road, transportar gente en las plazas traseras seguido y cargar mucho equipaje un sedán grande de lujo cumplirá mejor la función por un precio similar y, tal vez, por menor consumo de combustible.