Mazda RX-8 40º Aniversario

Por tener un diseño y un motor diferente al resto, es único, con sus pros y sus contras.

Pruebas | conduciendo | 13/07/2008 | Compartir

Hace 40 años nacía el novedoso motor rotativo creado por la japonesa Mazda. A la fecha sigue siendo eficiente y moderno, pero, sobre todas las cosas tiene dos cualidades no técnicas que lo hacen único: no lo utiliza ninguna otra marca y sólo lo monta la versión RX-8 de esta empresa.

En la actualidad la versión RX-8 es el poseedor de este curioso motor rotativo, el que reemplazó al conocido RX-7.

Tal como lo adelantamos es un auto distinto, posee una estética agresiva y deportiva pero, sin embargo, es un cómodo cuatro plazas dado que no es una coupé sino un auténtico cuatro puertas, accediendo a las plazas traseras por dos pequeños portones que se desplazan en sentido opuesto siendo necesario abrir las puertas delanteras. Sin perjuicio de ello la estética es de una perfecta coupé.

En la parte posterior pueden viajar dos adultos con sorprendente y total comodidad en una butaca realmente confortable e independiente, pues posee una consola central longitudinal que atraviesa todo el centro del vehículo y resulta cómoda como apoya brazos, porta objetos y a apoya vasos aunque invalida cualquier espacio para un quinto ocupante.

Particularmente esta versión 40 aniversario se destaca por ciertos detalles que lo embellecen como ser el cuero bicolor en su interior, detalles cromados en la carrocería de un color gris titanio diseñado para el modelo, llantas especiales y alfombrillas de esta edición limitada, entre otros.

A pesar de todo y del confort de sus plazas posteriores, seguramente no será un auto utilizado por la familia, pues su estilo lo hace individualista. El puesto del conductor – de butaca deportiva y enteriza- adopta una postura de auto deportivo, es baja y confortable, aunque tal vez le falte un poco de sujeción lateral. Se logra bien la idea de sentirse en un copkit y los instrumentos de la buena consola central son accesibles con facilidad. La lectura de los relojes es buena y enmarcada en un bello fondo de color morado. Los comandos en el volante son completos y ayudan a no quitar la vista del camino.

Dinámicamente el auto se comporta como un deportivo, pues posee un sonido de motor que lo evidencia apenas se le da marcha. Puestos a rodar notamos que la pequeña palanca de cambios es precisa y de recorridos cortos para sus seis velocidades. El confort de se ve disminuido por ese carácter deportivo debido a sus rígidas suspensiones y lo estrecho de su trayecto, aunque ello beneficia al RX-8 para ser solvente a la hora de doblar a altas velocidades, además de dar una buena sensación al conductor.

El párrafo a parte siempre corresponde al característico motor rotativo, el que es realmente pequeño (tan solo 1.3 litros de cilindrada) aunque rinde como si fuera de mayor cubicaje.

El auto es rabioso para remontar rápidamente altas revoluciones por minuto aunque, a ser sincero, recién luego de las 5000 rpm el motor comienza a girar en su máxima expresión y allí es donde rinde verdaderamente. Por debajo de esa cantidad de revoluciones sus prestaciones no son muy elocuentes.

La calidad del modelo es en general buena alternando algunos materiales de calidad con otros que podrían mejorarse, aunque la terminación general del vehículo es realmente destacable.

En definitiva, todo aquel que se diferencie del resto nos dará algunas innovaciones y exclusividad que nos harán resignar otros aspectos. El RX-8 será solo para quienes quieran un vehículo exótico y que, aún sorprendiendo, pueda llevar a cuatro personas y tener un comportamiento deportivo.