Lexus IS F 2010

Rápido como el viento mejora el rendimiento de la gama y compite con las famosas AMG, S y M de las alemanas.

Pruebas | conduciendo | 18/03/2010 | Compartir

Como si la competencia que llevan adelante Mercedes Benz con su gama AMG, Audi con la S y BMW con la M, Lexus decidió salir a jugar el mismo encuentro con la nueva línea F de la gama IS para demostrar su potencial.

Como si fuera poco el IS F recurre nada menos a 416 caballos de fuerza para aplicarlos en el modelo más pequeño de la marca, superando los 333 del S4, los 414 del M3 y quedando rezagado solo por el formidable Mercedes C63 de 2010 que tiene 443hp.
Esta entrada por la puerta grande hace que luzca más una serie (la IS) que ya de por sí tenía grandes prestaciones en su versión 350 con 306 caballos. El F posee un motor V8 de 5,0 litros un sonido de motor que parece un canto a la victoria. Sabe conjugar la extrema deportividad con el placer y la belleza. No es estridente y sólo posee unos cambios, aunque significativos, no exagerados respecto a la versión supuestamente no deportiva como lo es el 250 o el 350.

Sus llanas son más deportivas y grandes (19 pulgadas), su cuádruple salida de escape de acero pulido, entrada de aire en los guardafangos delanteros, el spoiler realmente bajo y un pequeño alerón marcan las distancias con sus hermanos.

El interior es sobrio y no se diferencia del resto de la gama (solo se destacan las butacas deportivas en cuero bicolor y volante con la insignia “F”). Es completo y ajustado. Posee una gran consola central y los asientos traseros no son confortables para las piernas por el poco espacio que poseen.

Pero a quién le puede importar eso cuando podemos acelerar a las 60 milla (o 100 km/h) en un abrir y cerrar de ojos (unos 4,6 segundos). O cuando podemos divertirnos como nunca al volante. Pero no solo de potencia vive el IS F, posee una transmisión estupenda que es capaz de provocar un rendimiento sin igual. Su ocho marchas (obviamente con mandos al volante) le brindan una gran performance y elasticidad y una respuesta exageradamente rápida para pasar de marcha (0,1 segundo –solo el doble del tiempo en lo que lo hace un F1-).

Esas características debieron ser complementadas con un bastidor, suspensión y frenos que se encuentre a la altura de las circunstancias. Estos últimos se desempeñan sin objeciones habida cuenta de que se encuentran integrados por discos Brembo más grandes (14,2 y 13,6 pulgadas adelante y atrás respectivamente) con cálipers de seis pistones en aluminio.

El Lexus IS F dobla como pocos. Pero nunca dejó de ser controlable, ni siquiera en las máximas exigencias. En rectas es muy rápido y en reprises se logra sentir su potencia al hacernos pegar, literalmente, la espalda contra el respaldo.

Obviamente que la competencia es férrea, pero Lexus pareciera no ser un novato de este mundo superdeportivo de calle, pues el F nada habrá de envidiarle a su competencia. Esto supone un doble mérito: lograr haber creado un excepcional deportivo por un lado y, animarse a afrentar a los más prestigiosos y arraigados del mercado.