Honda S2000

Casi sin cambios con respecto a su antecesor, la nueva versión se ocupa de reafirmar su espíritu deportivo.

Pruebas | conduciendo | 15/09/2009 | Compartir

El Honda S2000 por un lado mantiene intactos sus dotes de deportividad, apto para una diversión extrema; pero por el otro nos encontramos con un modelo que no se ha renovado desde lo estético, y lo que fue casi revolucionario en el año de su lanzamiento resulta no tan moderno en la actualidad.

Partiendo de esa aclaración inicial podemos dedicarnos al más deportivo de los Honda convencidos que pocos automóviles asequibles en precio nos podrán dar unas prestaciones semejantes o una sensación de adrenalina como este roadster.

En el S2000 absolutamente todo está pensado y dispuesto en forma deportiva. Todo está al alcance de la mano del conductor, casi como si fuera un vehiculo de competición. Aquellos que gusten de las carreras lo disfrutaran o lo verán como el más bello de los diseños, aunque no es elegante.

Obviamente el automóvil es sumamente bajo e ingresar en él no es para cualquiera. Su butaca enteriza (sin reposacabezas removible) tiene la dureza suficiente para el tipo de auto y es envolvente. Se privilegia la facilidad de accionamiento de las marchas y la posición general de manejo.

No es cómodo para usarlo todos los días para ir al trabajo, pero como contrapartida nos entrega, por el solo hecho de sentarnos, el deseo más profundo de tomar velocidad. En tal sentido el objetivo está cumplido, pues la marca no ha tenido otra intención que esa.

No posee hardtop, por lo que la lona es solo para evitar la lluvia, pues solo vale la pena usarlo sin techo, obviamente en ciudades aptas. Removerlo es fácil y requiere, antes de plegarse eléctricamente, un pequeño trabajo manual.

Es altamente disfrutable para aquella persona que le gusta tomar curvas con fuerza y luego acelerar a fondo. La estructura del S2000, el puesto de conducción y la repartición de pesos hacen que sus 237 HP rindan al máximo y no sean solo potencia inútil. Puede brindar esa sensación de conducción similar a la de un automóvil de carreras porque permite hasta utilizar el cuerpo para manejarlo aunque, claro, para ello no tenemos que ir a la pista.

El control es uno de sus fuertes. Se encuentra bien construido y nos permitirá dominarlo en todo momento si es que estamos acostumbrados a conducir deportivos. No tiene tendencias marcadas a irse de cola o de trompa y eso lo convierte en más seguro y dócil.

Su transmisión es de seis marchas de accionamiento manual. Como se podía esperar son cambios de corto recorrido que acompañan el estilo general del S2000 en cuanto a mecánica.

Las terminaciones generales son buenas y de materiales adecuados. El Honda S2000 ya no es una novedad y, por lo tanto, el comprador se inclinará simplemente por su carácter deportivo bien definido y su estilo de conducción ágil y divertido. Obviamente que no será una decisión adquirir este vehículo para quienes buscan cierta deportividad unida al confort como lo podría hacer, por ejemplo el comprador de un Lexus IS C, a pesar que este no sea un roadster.

En definitiva, el S2000 es una elección racional para quien solo busca rendimiento sin muchos aditivos.