Audi A8 L W12

Estilo, confort y tecnología dignos de la realeza, conjuntamente con un motor imponente hace un conjunto inigualable que logra entusiasmar tanto a conductores como pasajeros.

Pruebas | conduciendo | 09/01/2007 | Compartir

El A8 genera sensaciones de placer y entusiasmo ya que pocas veces nos podemos encontrar conduciendo vehículos de tan elevada factura y potencia como la que posee este Audi.

Por fuera nos espera un vehículo nada menos que imponente por sus dimensiones y elegancia. Mide casi 5,20m, los que se encuentran bien aprovechados. A simple vista las llantas de 20 pulgadas y su porte nos llaman la atención, como también la insignia W12 que lleva grabada en la parrilla frontal, de lado y en el portón trasero, lo que nos está indicando que estaremos al mando de un automóvil con 12 cilindros montados en forma de W (elaborado sobre la base de dos motores V6).

Por dentro todo es de la máxima calidad donde predomina el cuero y la madera, aunque se agregan inserciones en símil metal y el techo forrado completamente en pana. El lujo es total, aún mayor que en modelos de la competencia como el BMW serie 7, el que luce más sobrio.

Ya sea conductor, chofer o pasajero se puede encontrar el lugar ideal en este A8, por que el placer se puede sentir en cualquier asiento.

Si es pasajero podrá disfrutar de una cómoda butaca trasera con más espacio para las piernas que cualquier otra berlina de lujo debido que esta versión es la denominada «L» y si mide alrededor de 1,80m de altura es posible que aún le sobren más de 20 cm para tocar el asiento delantero. También podrá reclinar o regular eléctricamente su posición ideal. Para el viaje es recomendable seleccionar un DVD para reproducirlo en las pantallas que se alojan detrás de cada apoyacabezas delantero mientras lo escucha con sus propios auriculares Bose que provee Audi y se guardan en la cajuela del centro de la parte posterior. Porque no, también puede disfrutar de algún champagne que tenga guardado en el refrigerador que se encuentra detrás del apoyabrazos trasero donde ya estarán esperándolo las copas para el caso. Desde luego que cada ocupante de las plazas traseras tiene su regulación personal digital del aire acondicionado.

Pero, para aquellos que eligen conducir podrán disfrutar de la misma comodidad trasera, pero con un aditamento exclusivo: acelerar 450 caballos de fuerza que desarrollan los doce cilindros de este motor de 6 litros.

El puesto del conductor posee gran visibilidad, no solo por la amplia superficie vidriada del vehículo, sino por la cantidad de variantes que nos ofrece el asiento de mandos eléctricos que lo ajustan a la perfección, donde seguro encontraremos la posición de manejo ideal. Una vez hecho rugir el motor sentiremos la adrenalina de acelerar.

Al colocar la marcha y avanzar no sólo sentimos que toda la potencia es perfectamente trasladada al asfalto en las cuatro rudas, sino que la suavidad con la que se desplaza es total y logra conjugar de maravilla la suntuosidad con su talante deportivo que es innato. Su desempeñoo siempre es suave y no existen en este A8 las aceleraciones bruscas aunque decidamos elegir un manejo sport desde la posición «S» de la caja de velocidades en el modo de marchas automático o bien la conducción con la caja secuencial.

Vale la pena remarcar que la caja secuencial no sólo puede ser manejada desde la palanca, sino por las paletas tipo F1 que posee detrás del volante. Es decir, con sólo un toque y sin sacar las manos del volante podemos pasar los cambios como un auténtico auto de carreras haciéndolo no sólo extremadamente divertido de conducir sino más seguro.

A pesar del lujo, el confort y las asistencias electrónicas que posee no se pierde por completo el placer de manejar sino por el contrario, puede adaptarse perfectamente a una conducción segura y placentera como a una más deportiva. Para esta ultima nos ayudará el perfil bajo de los neumáticos y apoyarnos en la suspensión adaptativa en un modo «rutero» que reduce la altura del vehículo y nos da un mejor desempeñoo. Para el caso de mayor confort podemos seleccionar no sólo la marcha automática «D», sino subir el nivel de la carrocería o bien que esta se adapte en forma automática según el tipo de suelo o la velocidad que desarrollamos.

Resulta muy difícil desbalancear el auto ya que su equilibrio y los componentes activos actúan muy certeramente, del mismo modo que sus frenos, los que logran detener los 1.995 kg sin problemas.

Resulta interesante el desempeño del sistema de navegación que se utiliza conjuntamente con la pantalla multifunción que se esconde en un arreglo de madera cuando el auto se apaga. Este se encuentra bien ubicado, ya que está alto y visible cuando el conductor lo necesita, sin necesidad de correr demasiado la vista de la carretera. Tanto el preciso GPS como la selección de radios o CD’s y las funciones del automóvil se pueden visualizar en esa pantalla y ser manejado desde un sistema similar al i-drive de BMW denominado MMI (Multi Media Interface) donde utilizando una rueda situada en la consola central nos movilizamos por la distintas funciones en la pantalla.

A pesar de su tremendo motor no notamos que el consumo de combustible sea extraordinario, pero, claro está que en un auto de estas características no hemos reparado milimétricamente en ello.

En consecuencia, el A8L W12 nos ofrece una dualidad perfecta: el lujo en su máxima expresión digno de cualquier jefe de estado que se pueda desplazar con seguridad y la suavidad de una escondida deportividad que no entrega un gran placer de conducir.