Test: Toyota SW4 Nafta
Con mismo estilo y cualidades de siempre, el motor naftero de la SW4 le agrega suavidad y confort sin disparar los consumos a un modelo probado y reconocido por el público.
Toyota siempre se caracterizó por ofrecer modelos confiables y brindar respuestas para el uso diario. La SW4 no fue la excepción y cosechó logros en un espacio del mercado que se supo ganar gracias a su tradición y a una relación costo-beneficio que le permite no tener grandes competidores a su lado ofreciendo similares características y valores.
Por ese motivo la marca intenta aprovechar la oportunidad y acrecentar los beneficios del modelo ampliando su abanico de oferta. Consecuentemente, para aquellos que veían a la SW4 como una camioneta un tanto osca, ruidosa o con mayor vibración de la deseada y pretendían un modelo grande pero más urbano se lanzó la versión naftera, la que convalida esta visión al incorporar solamente una caja automática.
El vehículo es idéntica a su versión diésel, con los mismos aciertos y deficiencias que hemos descripto en test anterior. En particular volvemos a resaltar algunos aspectos como por ejemplo los asientos de cuero bien terminados y de calidad, las mejoras ya introducidas en el facelift de 2012 modernizando el tablero y agregando una pantalla táctil o retocando apenas su aspecto exterior. Todo esto realizado al “estilo” Toyota: sobrio y funcional.
Del mismo modo hemos criticado algunos faltantes como el techo solar, el navegador satelital o los plásticos duros que componen el tablero y que no generan buen aspecto o sensación al tacto.
Por otro lado vale destacar su calidad general, el bajo nivel de sonido que generan las piezas por estar bien construido e hicimos hincapié en su espacio interior, principalmente el de las filas posteriores y el del baúl, además de la posibilidad de incorporar una tercera fila de asientos.
Esta versión logra superar a la diésel en algunos aspectos pero no la mejora en otros.
En principio se evidencia un vehículo con mucho menor nivel de sonidos y mayor suavidad de marcha a la vez que no emite la cantidad de vibraciones que emanan del motor a gasoil, lo que permite mejorar el nivel de confort e insonorización que se aprecia notoriamente. Por otro lado mantiene los frenos de tambor traseros.
La potencia de 160CV alcanza perfectamente para el desempeño urbano a pesar de sus más de 2300 kilógramos. Claro que si uno pretende exigirla un poco más en otros circuitos ya tendremos un faltante de potencia importante. Exactamente lo mismo sucede con la transmisión, se desempeña correctamente pero las cuatro marchas parecen pocas a la hora de ciertos enfrentar ciertos trazados que exigen más dinámica como así relajar el motor (no se encuentra disponible la variante automática de cinco marchas que equipa a la versión diésel).
A pesar de lo esperado, el motor es verdaderamente amigable respecto de los consumos. Los mismos no se disparan, sino todo lo contrario, son contenidos sin no forzamos de más. Este aspecto da valor al modelo, porque no solo se adquiere una unidad más económica que la diésel, sino que luego se mantienen los beneficios ya expuestos al utilizarlo.
Al igual que la versión a gasoil, la SW4 tiene una posición de manejo elevada y recta, pero confortable porque se puede encontrar la postura correcta. Esto se beneficia por la precisión de la dirección que posee un ajuste ideal en cuanto a su dureza (aunque el radio de giro no es amplio). Pero uno de los aspectos que más benefician el confort interior respecto de su antecesora es que su desempeño logra evidencias mucho menos el recorrido de los amortiguadores y provocan grandes mejoras en los asientos posteriores que aparecen mucho más rígidos y confortables.
De la misma manera que lo nombramos en la anterior prueba, en estos momentos donde se mantienen las licencias no automáticas para la industria, la SW4 tiene una ventaja con respecto a sus competidores –Chevrolet TrailBlazer– que es la producción nacional. Ante un eventual inconveniente, la posibilidad de conseguir las piezas o los diferentes repuestos es mucho más simple.
Creemos que el equipo de seguridad podría ser más completo para el valor y la calidad de modelo. El doble airbag delantero, los cinturones inerciales en cuatro plazas, el sistema de frenos ABS, las trabas de puertas y ventanas para niños , el indicador de cinturón de seguridad no colocado y los faros antiniebla delanteros que vienen equipados de serie, parecen poco para un vehículo que esta cerca de los 290.000 pesos. Además, cuenta con una garantía de tres años o 100.000 kilómetros. -ver ficha técnica-
Dentro de los más destacado del equipo de confort podes nombrar: el climatizador automático con salidas de aire traseras, los espejos exteriores eléctricos, el volante multifunción con ajuste vertical, el cierre centralizado de puertas por comando a distancia, el encendido automático de luces y los alzacristales eléctricos en todas las ventanas. A su vez, el sistema de audio y multimedia ofrece la pantalla delantera multifunción y el reproductor de radio AM/FM/MP3 con cargador para CD, conexión auxiliar, puerto USB y Bluetooth. -ver ficha técnica-
La Toyota SW4 Nafta le abre una nueva posibilidad a los clientes fieles de la marca que buscaban salirse de la motorización gasolera pero que no querían irse de este producto que tantas satifacciones le trajo.