Minimalismo en el interior del automóvil
Los tradicionales botones e instrumentales son reemplazados por pantallas táctiles y comandos sencillos. Fabricantes y conductores avanzan hacia tendencias de diseño que imponen renovadas búsquedas y costumbres.
Reducción a lo esencial y despojo de los elementos sobrantes. De tal modo puede ser resumido el minimalismo, una tendencia vinculada al diseño y al arte que ahora arremete en la industria automotriz, y cuya inmersión en el sector puede ser explicada, en gran medida, por el ingreso de la tecnología en el desarrollo de vehículos. Las pantallas táctiles son parte integral del interior de los automóviles de vanguardia concentrando en su brillo diversas funciones (control del GPS, del sistema de audio y radio, la climatización, entre otras), reemplazando de este modo a numerosos botones e instrumentales antes moneda corriente como puede evidenciarse, entre tantos ejemplos posibles, en el Alfa Romeo 164 o 166, modelos difundidos en la década del noventa, ambos súper poblados de botones en sus tableros.
La migración de lo analógico hacia lo digital en el diseño de interiores no es un movimiento abrupto. Muchos fabricantes de la industria optan por un modelo mixto, incorporando screens que se complementan con botoneras clásicas. Dentro de este grupo un caso digno de mención es el sistema iDrive de la firma BMW. El mismo consiste en un monitor LCD en ubicación central, el cual es controlado mediante una serie de mandos analógicos dispuestos en una consola próxima a la palanca de cambios. Por el lado de Mercedes-Benz aparece el sistema denominado Command; el viraje comienza a tomar forma de la mano de la firma alemana: El interior del nuevo Clase S (cuyo lanzamiento está previsto para 2013) es dominado por una gran pantalla de alta resolución que también aparece el tablero de instrumentos. Si bien se trata de relojes virtuales, el diseño de los mismos imita a los tradicionales con agujas.
La plena incorporación de la tecnología supone un doble desafío. Por un lado, los conductores precisan adaptarse y aceptar el cambio. En paralelo, fabricantes y diseñadores se enfrentan al reto de ocupar de algún modo los espacios vacíos. Si las botoneras y demás comandos ahora se alojan en las breves pulgadas de una pantalla, ¿qué ubicar allí? Este proceso también es gradual y su camino exhibe un matiz que podemos describir como híbrido. Para muestra basta un botón: distintas versiones de Volkswagen Passat incorporan una computadora multifunción y en notable contraste, sobre ella, aparece un reloj de agujas.
Tesla es una de las firmas que ha ensayado pasos radicales en este terreno. Fundada en 2003 por un grupo de »intrépidos ingenieros de Silicon Valley» (con estas mismas palabras se describen), se han propuesto fabricar automóviles eléctricos que, además de esta condición, sean bonitos. El modelo S de Tesla es un paradigma del estilo propio de la compañía: de la mano de una pantalla táctil de 17 pulgadas posicionada en la consola central (pensemos que una tableta como iPad ronda las 10 pulgadas) ofrece conectividad WiFi, además de integrar controles de audio, navegación, comunicaciones, controles de la cabina y datos del vehículo. Tal como puede apreciarse en la fotografía de Tesla S que acompaña esta nota, a los lados de la pantalla el diseño persigue un espíritu minimalista, horizonte hacia el cual parece avanzar la industria automotriz: diseño limpio, más tecnología y menos botoneras; en la creencia de que “menos puede ser más”.