Test: Citroën DS4

Con detalles que lo distinguen, el DS4 vuelve a generar la duda del comprador que se debate entre marcas premium o generalistas. Detalles, diseño y motor son sus diferenciales.

Pruebas | conduciendo | 09/09/2013 | Compartir

La familia DS fue concebida –o mejor dicho reintroducida- por Citroën casi con la intención de generar esa duda existencial a los compradores que desean un auto de marcas de alta gama pero se dan cuenta que por detrás de ellas, las tradicionales empresas del sector medio también pueden ofrecer el mismo o mejor equipamiento, tecnología y distinción que aquellas.

Esta situación la acrecienta Citroën, siempre osada y vanguardista, ofreciendo modelos fuera de su línea concebidos un escalón más arriba buscando exclusividad. Por ese motivo los DS tienen un logo distinto al del doble chevrón. Este proceso ya se ha vivido con la presentación del deseado DS3 que le compite al MINI Cooper.

Ahora el DS4 ofrece un diseño realmente llamativo. Si bien se basa en un Citroën C4 su modernidad es su carta de presentación. A ello se le suma estilo deportivo y aires de coupé en un hatchback distinto. Lo primero que hemos notado al conducirlo es la reacción de los demás conductores o transeúntes que ya evidencian no solo que se trata de un auto casi desconocido o recién llegado, sino que llama la atención.

En particular se destaca un frontal moderno y una línea lateral con importante caída hacia el final donde se esconden las manijas de las puertas traseras para lograr una mejor estilo de un dos puertas camuflado. Sobre el final las luces de LED se llevan el punto distintivo. Sus llantas de 18 pulgadas son un punto significativo en su logradísima estética.

Sobre todo, el DS4 modifica la idea concebida sobre el C4. Si bien no es totalmente distinto lo transforma en un diseño muy masculino a diferencia de lo que venía sucediendo con los modelos chicos o medios de la marca. Esto lo lleva a garantizarse la deportividad y agresividad necesaria para ingresar en el nicho de los pequeños deportivos.

El interior también es distinto a lo conocido. Ofrece un diseño propio y de calidad, donde se destaca un impactante tablero (similar al del C5), un volante imponente, las butacas de cuero combinado, y una consola central de que lo colocan como un modelo de gama superior. Llama la atención la ausencia de una pantalla multifunción entre tanta distinción y tecnología, lo que le resta puntos al modelo que reclama dicho display y que, seguramente, será incorporado como lo han hecho con el DS3.

El equipamiento es completísimo, donde difícilmente podamos encontrar faltantes en seguridad y confort (ver ficha técnica). Sí encontramos que debería incluir un techo traslúcido panorámico como lo tienen algunos modelos competidores, no alcanzando el parabrisas extendido para lograr ocupar el espacio que reclama. Del mismo modo aparecen algunos pequeños detalles en materiales mejorables o encontramos la ausencia de luz en el espejo de cortesía del acompañante. Solo detalles, porque casi es irreprochable el resto, aunque personalmente nos hubiese gustado que utilizaran más materiales novedosos que solo reservaron a pequeños espacios como por ejemplo la goma que recubre la manija utilizada para cerrar la puerta.

Más allá de lo anterior, las terminaciones son de buena factura no solo logrando buenos encastres de todos los elementos sino que en la conducción sobre calles irregulares no ha acusado ningún ruido ni evidenció plásticos crujientes a pesar del bajo perfil de los neumáticos como sí hemos notado en el algún momento en el DS3.

Por otro lado, lógicamente las intenciones de “coupé de cuatro puertas” han llevado al DS4 a ser un auto difícil de acceder a sus plazas traseras por pequeñas puertas. Una vez dentro no encontramos tantos problemas para el espacio de la cabeza y, si bien es pequeño el espacio para las piernas tampoco es peor que un coupé. Es decir, el auto es ideal para personas que no quieren pasarse a un dos puertas pero que no dependen demasiado de las plazas traseras. Lo que ha llamado la atención a toda persona que conoció el modelo es el hecho de que las ventanas traseras no se abren lo que para muchos es un grave error de diseño pero que, sin embargo, puede ser también una mayor vocación deportiva al típico estilo biplaza.

El motor es, a nuestro entender, el punto que viene a terminar de convencer a quien usa el DS4. Ya hemos hablado en varias oportunidades del pequeño motor turbo de 1,6 litros que, por suerte, utiliza cada vez más el grupo PSA Peugeot – Citroën (desarrollado por BMW y que utilizan los MINI Cooper). Sin embargo en ningún otro modelo lo hemos sentido tan bien como en este auto donde el equilibrio de peso y la potencia lograda (163 CV) provocan que sea sumamente destacado.

Claramente no es un deportivo, pero sí tiene mucho carácter. Es muy suave y dócil además de no gastar demasiado combustible y la caja automática de seis marchas se acopla a la perfección haciendo un auto muy placentero que también se convierte en un auto “picante” y divertido porque acelera y dobla fiablemente dando sensación de seguridad al conductor.

En definitiva, el DS4 es un verdadero Premium capaz de competir con marcas Premium y que ofrece altos niveles de modernidad y tecnología. Si además lograra mejorar los aspectos señalados podría ser un nuevo referente a pesar de su precio elevado.