Argentina vs. Brasil, conflicto automotriz
A causa de las Licencias No Automáticas aplicadas por el gobierno nacional, y de las trabas a las importaciones de vehículos argentinos que impone Brasil, corren riesgo el comercio bilateral.
Desde el pasado mes de febrero, en Argentina rige la resolución 45 que fija restricciones para artículos electrónicos, motocicletas, productos metalúrgicos, hilados y tejidos, tornillos, bicicletas, automóviles y autopartes, entre otros. Esta disposición tiene como objetivo principal reducir el superávit comercial, que pasó de US$ 16.980 millones en 2009 a US$ 12.057 millones en 2010.
Dicha norma posee 200 nuevas Licencias No Automáticas (LNA) a las importaciones, es decir, que ahora es necesaria y obligatoria la presentación de una solicitud u otra documentación -diferente a la requerida a efectos aduaneros- ante las autoridades oficiales, como condición previa. A causa de esto, los productos tardan más de 60 días en llegar a destino, plazo límite establecido por la Organización Mundial del Comercio.
Ante semejante restricción, se podría decir que a modo de represalia, el gobierno de Brasil aplicó barreras no tarifarias a sus importaciones que, si bien afectas a paises como México, Corea del Sur y Estados Unidos, perjudican en mayor grado a Argentina, puesto que el sector automotor representa el 40 por ciento de las exportaciones argentinas a suelo verde amarelo.
Como consecuencia de esto, hasta el momento hay cerca de 3.000 vehículos correspondientes a General Motors, Toyota y Mercedes-Benz alojados en los camiones mosquito y demorados en la aduana de Paso de los Libres. Este número podría aumentar debido a que otras firmas ya tienen embarques en transito o ya programados para estas fechas.
Tanto Brasil como Argentina son los socios mayores del MERCOSUR, aunque el país vecino significa la principal economía de la región. Las diferencias entre ambos gigantes del Cono Sur ponen en riesgo aproximadamente 7.000 millones de dólares anuales para el mercado argentino, en donde el sector automotriz es el más dinámico de todos, ya que mientras que la industria creció un 10,3 por ciento, según datos de la UIA, las automotrices se acrecentaron en un 33 por ciento.
En las próximas horas, los ministros de Industria de los dos territorios se reunirían para intentar el acercamiento de las partes y así solucionar el inconveniente. Para concretar dicha junta, la dirigente argentina, Débora Giorgi, aseguró que el gobierno argentino estaba dispuesto a negociar el conflicto bilateral siempre y cuando Brasil quitase las trabas en sus aduanas a la entrada de vehículos fabricados por las terminales argentinas.
Sin embargo, el ministro Fernando Pimentel expresó mediante una columna periodística en el diario Estado de Sao Paulo que “nuestro compromiso es con el estímulo a la competitividad de la industria nacional, con el esfuerzo para diversificar las exportaciones brasileñas y ampliar sus mercados, con la defensa de nuestras empresas contra prácticas desleales e ilegales de comercio”.
En definitiva, lo que comenzó como una estrategia de monitoreo comercial, parece haber derivado en un conflicto impensado que pone en riesgo el comercio bilateral argentino-brasileña.