Test: Nissan Sentra Tekna
Con un precio que invita a valorarlo como alternativa de compra, se destaca por su suavidad de marcha y una buena transmisión automática; en equipamiento algunos puntos altos y unos pocos faltantes.
Nissan es en muchos mercados de América una firma líder como marca generalista. En la Argentina el espacio que ocupa es distinto porque se encuentra presente desde hace pocos años y todavía es percibida por al público como una automotriz con vehículos premium y de baja penetración.
Esto último ha venido cambiando desde que la compañia que se encuentra fuertemente aliada a Renault presentó el modelo Tiida, donde comenzó a competir con los referentes más importantes del mercado en lo que respecta a hatchbacks de cinco puertas o sedanes medios-chicos, sin descuidar el espacio de más sofisticación en la que se encuentra el resto de la gama.
Esa idea viene a reforzarla con el Sentra, un modelo con más de 25 años de historia y de gran suceso en ventas en México. Se trata de un sedan pequeño de diseño moderno que compite en nuestro mercado directamente –y sobre todo- con el Honda City, además de los sedanes Peugeot 307, Ford Focus y Fiat Linea entre otros.
Lo más destacable de este Nissan es la marcha en ciudad. Se desplaza suavemente y con baja sonorización. Ello se encuentra beneficiado por su excelente transmisión automática del tipo CVT que hace imperceptible el paso de los cambios (existe alternativa manual de seis marchas para la versión denominada Acenta, un poco más económica).
Su motor es naftero, 2,0L y con 143 caballos de fuerza. Particularmente no se destaca por la capacidad de respuesta o las aceleraciones, haciendo que el motor sea un poco grande y con mayores consumos que los que presenta la competencia con el Honda City que posee un impulsor 1,5L que logra prestaciones similares. De todos modos al Sentra se lo nota verdaderamente ágil y capaz a la hora se sortear obstáculos en la ciudad.
En el interior se verifican algunas similitudes con modelos de Renault, que se perciben sobre todo en el tablero, los que no dejan de ser sobrios y legibles a simpe vista. La sección central se destaca por su simpleza y la facilidad de acceso desde el puesto del conductor por la forma en que está dispuesta la consola.
Uno de los puntos salientes se encuentra en la parte superior de la plancha central, donde se encuentra un pequeño panel a color donde no solo se reproducen la sintonías de radio y los típicos datos, sino que la misma se transforma en una cámara de retroceso que colabora con el conductor cuando se coloca la marcha a atrás, muy útil por cierto a la hora de estacionar.
La butaca del conductor se destaca particularmente por lograr una buena visión en todos los sentidos y la buena visión del tablero y el acceso a las teclas que se encuentran en el volante para manejar el audio. Particularmente el apoyabrazos –de gran utilidad en autos como este Nissan que posee transmisión automática- no es todo lo confortable que debiera, porque fuerza la posición para gozar de él. Las plazas posteriores son correctas y pueden viajar dos adultos de una manera confortable si no son de mucha altura.
El baúl tiene un tamaño interesante, pero sobre todo, es cómodo por su altura y posee una particularidad: es posible dividirlo en dos rebatiendo un panel que oculta la segunda mitad en un compartimento aparte logrando que si se encuentra cerrado no se pueda ver la totalidad de las cosas que haya en su interior.
Si bien el auto se encuentra bien equipado (tiene asientos forrados en cuero, techo solar eléctrico por ejemplo) no tiene la posibilidad de adquirirlo con climatizador automático que aparece como un importante faltante considerándolo algo ya habitual en un automóvil de gama media. Lo mismo sucede con el sistema de bluetooth que brilla por su asencia.
Un elemento que sí posee es el arranque sin llave, pero aparece desdibujado por el faltante de botón para el encendido, teniendo que impulsar un cilindro similar al tradicional.
En definitiva, el Nissan Sentra Tekna es un mediano ideal para la ciudad, confortable y con un motor un poco más grande de lo que necesita –o con no tanta potencia- pero que pude cumplir perfectamente la función de auto familiar a un precio competitivo, sobre todo ayudado por buenos antecedentes que posee el modelo en países donde se comercializa desde hace unos años.