Land Rover revive al Defender clásico
La división Land Rover Classic actualiza el Defender original con procesos de personalización extrema inspirados en el Octa.
Land Rover, consciente de la herencia que ha dejado el Defender, decidió no relegar su ícono al archivo histórico y continúa con el desarrillo de una propuesta exclusiva a través de su división Land Rover Classic. Hoy vuelve a captar la atención del sector con una reinterpretación estética de alto nivel.
El programa Works Bespoke permite acceder a un Land Rover Defender Classic restaurado bajo estándares oficiales, incorporando técnicas artesanales, mejoras técnicas y un nivel de personalización alineado con el Defender Octa, la versión más sofisticada y costosa del modelo contemporáneo.
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Un Defender clásico que responde a las demandas del cliente moderno
Lejos de tratarse de una decisión puramente estética, la ampliación de opciones de personalización surge como respuesta directa al comportamiento del mercado.
Land Rover detectó un patrón claro: clientes que adquirían un Defender actual solicitaban, en paralelo, una unidad clásica con un tratamiento similar.
Ese cruce de intereses derivó en una propuesta inédita dentro del catálogo Classic, donde el pasado adopta códigos visuales contemporáneos sin perder identidad.
El punto de partida son vehículos fabricados entre 2012 y 2016, es decir, los últimos Defender producidos antes de que la línea original fuera discontinuada.
Estas unidades se desmontan por completo y atraviesan un proceso de reconstrucción integral, tanto estructural como mecánico.
El resultado final se presenta como un vehículo “nuevo” desde el punto de vista funcional, aunque fiel al diseño y a la arquitectura del Defender histórico.
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La pintura como elemento diferenciador central
Uno de los aspectos más relevantes de esta nueva etapa del Land Rover Defender Classic reside en el tratamiento de la carrocería.
Cada unidad requiere alrededor de 300 horas de trabajo exclusivo en el área de pintura, un tiempo impropio de la producción industrial moderna, pero coherente con una lógica artesanal y de bajo volumen.
La paleta cromática replica los tonos asociados al Defender Octa, estableciendo un puente visual inmediato entre ambos modelos. Colores como Cobre Petra, Verde Faroe, Azul Sargazo y Negro Narvik, forman parte de las alternatuvas.
A ellos se suman opciones ya conocidas dentro del programa Classic, como Gris Cárpatos y Gris Charente.
Cada tono puede aplicarse con acabado brillante o satinado, una elección que influye de forma directa en la percepción.
Detalles exteriores que redefinen el lenguaje clásico
La personalización exterior no se limita al color. Land Rover Classic adapta elementos específicos para reforzar la conexión con el Octa.
La parrilla recibe un acabado negro brillante y la denominación del modelo en el capó se produce a partir de un compuesto de fibra de carbono.
El cliente también puede definir el conjunto de llantas, con una oferta que contempla cinco diseños diferentes, múltiples terminaciones y dos diámetros posibles, de 16 y 18 pulgadas.
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Un interior que abandona la austeridad histórica
Si el exterior marca el primer impacto, el habitáculo confirma el cambio de paradigma. El Land Rover Defender Classic puede configurarse con las mismas combinaciones de tapicería disponibles en el Octa moderno, tanto en tela como en cuero.
Los tonos disponibles incluyen Verde Caqui, Nube Claro, Lunar, Siena Quemado y Ébano. Además, estos colores pueden extenderse a múltiples superficies del interior, como el revestimiento del techo, los paneles de puertas, el panel, las palancas y el volante.
Mecánica V8: tradición frente a modernidad
En el apartado técnico, el Defender Classic se desmarca deliberadamente del Octa. Mientras el modelo actual utiliza un V8 biturbo de origen BMW, el clásico conserva el motor atmosférico de 5,0 litros desarrollado por Land Rover.
Este propulsor entrega 400 CV y 515 Nm de par, cifras que superan ampliamente las del Defender original de producción.
Asimismo, la transmisión automática ZF de ocho velocidades canaliza la potencia hacia las cuatro ruedas.
Para gestionar este incremento de prestaciones, Land Rover Classic introduce mejoras en frenos, ajustes en la dirección y una suspensión revisada, diseñada específicamente para esta configuración.